Jeffrey Wright vuelve a obtener el papel protagónico que se merece, interpretando a un escritor amargado que decide venderle el alma al diablo.
Dirección: Cord Jefferson
Jeffrey Wright, Sterling K Brown, Tracee Ellis Ross, John Ortiz, Erika Alexander
Existen unos estupendos actores de los que poco se habla y uno de ellos es Jeffrey Wright. Su debut en el cine se dio en 1990 con el olvidado thriller judicial Se presume inocente, protagonizado por Harrison Ford, pero el papel que lo convirtió en un intérprete destacado fue el del pintor Jean Michel Basquiat en la grandiosa cinta dirigida por el gran Julian Schnabel.
Sin embargo, luego de Basquiat, la carrera de Wright se decantó por papeles secundarios en cintas independientes con unas interpretaciones colmadas de potencia. El sepulturero en el Hamlet actualizado de Michael Almereyda, el diabólico Peoples Hernández en la resurrección de Shaft con Samuel L. Jackson, Mr. Lies en el épico Ángeles en América, Winston el amigo de Bill Murray en Broken Flowers, Bennett Holiday en el thriller Syriana y el blusero Muddy Waters en Cadillac Records, por mencionar algunas grandes películas que hicieron poco o nada de dinero. Y ni hablar de sus estupendos trabajos en series de culto como New York Undercover, Homicide: Life On The Street, Young Indiana Jones, Rick & Morty y Bojack Horseman, entre otras.
Ahora, casi treinta años después de Basquiat, Jeffrey Wright vuelve a tener un papel protagónico que se ajusta a su talla. Ya era hora. La estupenda adaptación de Erasure, American Fiction, la novela de Percival Everett publicada en el 2001, nos muestra a Wright encarnando a Thelonious “Monk” Ellison, un escritor tan amargado, riguroso inteligente y solitario como el profesor Paul Hunham encarnado por Paul Giamatti en The Holdovers. Es más, estos dos personajes de universos académicos y épocas diferentes bien podrían haber sido grandes amigos.
En la cinta de Cord Jefferson (guionista de las estupendas y muy inteligentes series Master Of None y Watchmen), el escritor con nombre de jazzista de vanguardia no puede creer que sus colegas, especialmente la exitosa Sintara Golden (Issa Rae), gocen de fama y fortuna explotando los estereotipos de la cultura afroamericana que manejan las personas blancas de clase alta que hacen parte de la cultura woke. Es por ello por lo que, en una especie de broma intelectual, decide publicar una novela llena de estereotipos y se la envía a Arthur (John Ortiz), su fiel agente. Este se toma la broma en serio, toca las puertas de las editoriales y ¡Oh sorpresa! El libro es comprado por una prestigiosa editorial y los derechos de este son del interés de un famoso productor de Hollywood.
Con su madre Agnes (Leslie Uggams) padeciendo Alzheimer y la premura económica (por sus comentarios políticamente incorrectos, fue dado en baja en la universidad donde se desempeñaba como docente), Thelonious convierte la broma en un recurso desesperado para obtener el dinero que tanto se le ha eludido. Es así como nace Fuck, una novela de blacksploitation escrita por un supuesto ex presidiario perseguido por la ley.
En esta pieza de compañía de Bamboozled (el clásico de culto de Spike Lee sobre un guionista de TV afroamericano que escribe un programa racista que se convierte en un éxito), vamos a ver cómo un escritor le vende el alma al diablo y termina siendo parte del jurado de premiación de su propia novela de la que siente repudio y desagrado.
Pero, por otra parte, American Fiction también es una dulce tragicomedia que aborda la relación de Thelonious con sus hermanos doctores: Lisa (una estupenda Tracee Ellis Ross), una mujer divorciada, pero de muy buen humor, a quien pierde de manera prematura, y Clifford (un maravilloso Sterling K Brown), este último un cirujano plástico que contrajo matrimonio y tuvo una familia para ocultarle a sus padres y al mundo que es gay. Además, el escritor amargado va a encontrar el amor en una vecina llamada Coraline (Erika Alexander) que lo encuentra tan simpático como un perro de tres patas (palabras de ella).
Puede que todo esto parezca demasiado, pero gracias a las excelentes actuaciones y a la versatilidad de su director, todo encaja a las mil maravillas, inclusive el final “meta” (no pregunten).
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