La precuela de Fury Road no solo es una buena película. Es una de las mejores películas de acción de todos los tiempos.
Director: George Miller
Anya Taylor-Joy, Alyla Browne, Chris Hemsworth, Tom Burke, Lachy Hume
Era el año 1979 y de la nada surgió un director australiano con una cinta policíaca de venganza violenta, frenética y aterradora, que dejó a los espectadores con una alta sensación de vértigo y dificultad para respirar. Mad Max convirtió en superestrella a Mel Gibson y dejó una huella indeleble en la historia del cine de acción.
Pero como si fuera poco, Miller decidió hacer una secuela a partir de todo lo que investigó sobre el arquetipo del héroe y llevó a su personaje de Max Rockatansky al paroxismo en The Road Warrior, una de las películas clave del ciberpunk y prácticamente la obra que inauguró todas esas historias sobre futuros distópicos en la que los seres humanos deben regresar a un estado salvaje después de la hecatombe, para poder sobrevivir en un mundo agreste y desolado.
La tercera parte de la saga Mad Max, conocida como Beyond Thunderdome, luce pálida ante las dos entregas anteriores, pero eso no quiere decir que sea una mala película. Aquí se presenta la leyenda de Max de una manera directamente ligada a la conformación de los arquetipos y leyendas, además de contar con la grata presencia de la cantante Tina Turner en un poderoso papel femenino.
Años más tarde, y luego de una filmografía conformada por otros dos excelentes títulos (The Witches Of Eastwick y Lorenzo’s Oil), así como de la confección de dos tiernas sagas infantiles (Babe y Happy Feet), Miller regresaría con una especie de remix de la saga de Mad Max conocida como Fury Road y protagonizada por Tom Hardy en reemplazo de Mel Gibson y Charlize Theron en el papel de un nuevo personaje femenino tremendamente poderoso y conocido como Furiosa. El resultado fue una nueva obra maestra del cine de acción, adelantada a su tiempo y la evidencia de un director que sabe cómo hacer las cosas cuando se trata de confeccionar un relato mítico, cruel, violento, frenético y agreste.
Luego de la infravalorada cinta Three Thousand Years Of Longing y del estreno de John Wick 4, una de las mejores cintas de acción y venganza de todos los tiempos, Miller regresa a la saga de Mad Max con una precuela que intenta usurpar el trono ganado con sangre, sudor y lágrimas por Chad Stahelski y compañía.
El vértigo que se siente con las películas de Mad Max se mantiene intacto de principio a fin con la historia de Furiosa, en donde Alyla Browne (de la serie The Lost Flowers Of Alice Heart) y Anya Taylor-Joy reemplazan a Charlize Theron en las versiones infantil y juvenil del brutal personaje (el parecido entre las tres es impresionante, así como sus interpretaciones). Y es que a diferencia de la saga de pacotilla de Vin Diesel y compañía, esta sí es una verdadera cinta rápida y furiosa (de hecho, Miller vuelve a acelerar la velocidad de las escenas para aumentar el frenetismo y la demencia de su historia postapocalíptica). Furiosa es una cinta que debe verse en la pantalla más grande posible y con el sonido más envolvente que exista, para que su fuerza descomunal y monstruosa se experimente en su máxima expresión.
Como si se tratara de la versión femenina y futurista de Conan el Bárbaro de Robert E. Howard, vamos a ver como la pequeña niña que vive en una pacífica aldea, es arrancada de su madre y su comunidad y es obligada a presenciar la tortura y muerte de su madre, a cargo de una terrible banda de motociclistas (cada integrante es particularmente perverso y detestable) liderada por el Dr. Dementus, el villano encarnado por un irreconocible Chris Hemsworth en quizás el mejor papel de su carrera. Con una nariz postiza y un osito de peluche, Hemsworth construye un personaje que retoma el egocentrismo de Thor y lo combina con una peligrosa mezcla de sentimentalismo, crueldad, codicia, sadismo y locura. Hemsworth logra que amemos y odiemos a Dementus con la misma intensidad. Este es un villano para la posteridad.
Dementus no solo asesina a la madre de Furiosa, sino que la obliga a vivir con él, mientras que su pandilla representa un peligro para la aldea en la que vivía (un «lugar de abundancia» como lo llaman). Lo que es peor, es que Furiosa termina siendo intercambiada, como si se tratara de mercancía, cuando Dementius intenta establecer una alianza con Inmortan Joe (Lachy Hume reemplazando al fallecido Hugh Keays-Byrne), el gobernante del Páramo y un villano mucho más poderoso e inteligente que Dementius (como se ve en Fury Road).
Al igual que el Mister Miracle de los cómics de DC de Jack Kirby, Furiosa crece en medio de torturas y vejámenes en una aldea apocalíptica, pero el odio hacia sus agresores no hace que se esfumen sus rasgos de bondad. Más adelante, ella conocerá al conductor de vehículos Praetorian Jack (Tom Burke de la serie The Lazarus Project), con quien forma una alianza. Como su mentor, Jack pule al diamante en bruto, convirtiéndola en una hábil conductora y luchadora y ayudándola a enfocar y controlar su odio. Esta amistad entre los dos nos permite entender por qué Furiosa va a aliarse más adelante con Max Rockatanski.
Es todo un placer ver a Taylor-Joy realizar sus secuencias de acción. Su agilidad, destreza y astucia sirven de maravillosa contraparte a todo el desfile de hombres musculosos, pesados y brutales. La actriz nos convence de lo poderoso de su personaje y de la verdad del conocido refrán “más vale maña que fuerza”.
Los escenarios apocalípticos de Furiosa se acercan peligrosamente al decadente mundo real que estamos viviendo de desastres medioambientales, líderes políticos sociópatas, escasez de recursos y terribles guerras presentes y futuras. Esta es una película de acción y su propósito primordial es el de entretener, pero eso no significa que Miller no haya transmitido un fuerte mensaje sociopolítico en el camino.
Me encanta que Dementius es un excelente estratega para la guerra, pero un pésimo administrador. No sé porqué, me parece que lo hace mas humano y creíble.
Un villano muy interesante, la verdad.