Un audaz musical épico que mezcla crimen, identidad y redención con grandes actuaciones.
Director: Jacques Audiard
Zoe Saldana, Karla Sofía Gascón, Selena Gómez, Édgar Ramírez
Jacques Audiard, el director parisino aclamado por películas como Un prophète (tal vez la mejor película sobre prisiones de todos los tiempos), Dheepan (Palma de Oro en Cannes) y la devastadora Rust And Bone, ha demostrado una habilidad inigualable para explorar géneros y ofrecer relatos muy humanos en entornos de gran tensión social y política. Su estilo suele fusionar el drama íntimo con la épica visual, y su filmografía está llena de personajes en el terreno de lo gris que se enfrentan a dilemas morales intensos.
Con Emilia Pérez, Audiard se adentra en un terreno inexplorado: un musical melodramático sobre el crimen y la identidad de género, ambientado en México, que combina elementos de thriller, humor absurdo y coreografías al estilo de Broadway. El resultado es una experiencia cinematográfica única, que desafía convenciones y que se siente tan ambiciosa como fascinante.
Emilia Pérez destaca por su tono grandilocuente, que mezcla la violencia de los carteles mexicanos con el drama personal de un capo que desea un cambio radical en su vida. La película toma una premisa extravagante (un jefe de cartel que quiere transformarse en mujer) y la convierte en una odisea emocional que atraviesa temas de identidad, remordimiento y redención. Desde los primeros momentos, donde vemos a Juan «Manitas» Del Monte (interpretado con autoridad por Karla Sofía Gascón) controlar su imperio con mano de hierro, hasta el momento en que decide convertirse en Emilia, la película mantiene una tensión constante, subrayada por números musicales que, aunque inesperados, se integran de manera natural con el melodrama.
Audiard logra que las transiciones entre escenas de alta tensión y los momentos musicales fluyan sin sentirse forzadas, algo que Joker: Folie à Deux aspiraba a ser y nunca fue. Mientras que la película de Todd Phillips se quedó en la dimensión superficial tanto de la tragedia de un criminal como en el formato del musical, Emilia Pérez abraza por completo el caos y la belleza del género, permitiendo que la historia y los personajes florezcan en este ambiente excéntrico sin justificarlo como escapes de los personajes de su realidad. Las canciones, aunque en algunos momentos rozan lo kitsch (la cinta inicia con una venta de chatarra cantada en auto-tune), la verdad es que aportan poesía, lirismo y un dinamismo increíble a la cinta, evocando a los maravillosos musicales contemporáneos Moulin Rouge de Baz Luhrmann, Chicago de Rob Bowman, Dancer in the Dark de Lars von Trier e In the Heights de Lin-Manuel Miranda.
Las actuaciones de las protagonistas son uno de los pilares más fuertes de la película. Gascón, una actriz trans española, entrega una interpretación electrizante como Juan/Emilia. Su transformación de capo implacable a mujer atormentada por sus decisiones pasadas está llena de matices. A pesar de lo absurda que puede parecer la premisa, Gascón le otorga una gravedad emocional que hace que el viaje de su personaje sea tanto creíble como conmovedor. En su papel de Emilia, logra equilibrar la vulnerabilidad de alguien que busca redimirse con la fuerza de quien ha sobrevivido en un mundo brutal. Es muy probable que ella sea la primera actriz trans en ser nominada al Óscar como Mejor Actriz (algo que no logró Daniela Vega, la protagonista de Una mujer fantástica) y ¿por qué no? obtener el galardón. Estamos ante una interpretación de gran calibre.
Zoe Saldana, como Rita, la abogada cínica y desilusionada, ofrece otra actuación más que destacada. Su relación con Juan/Emilia es el núcleo emocional del filme, y su evolución, de una mujer agotada por defender a criminales a alguien que ayuda a realizar una transformación tan personal como peligrosa, está llena de complejidad. Saldana aporta intensidad, humanidad y honestidad al papel, lo que contrasta de manera brillante con el tono surrealista de muchas de las estupendas escenas musicales en las que participa.
La cantante y actriz Selena Gómez, en el papel de Jessi, la esposa de Manitas y madre de sus hijos, sorprende al equilibrar la ligereza cómica con momentos de verdadero drama. A pesar de la locura que la rodea (y de un español no tan bueno), su personaje se mantiene anclado emocionalmente, y sus interacciones con Emilia, quien ahora finge ser una tía que cuida a los niños, ofrecen algunos de los momentos más conmovedores de la película.
Si Joker: Folie à Deux intentaba fusionar el género musical con el género criminal, Emilia Pérez lo hace de una manera mucho más natural, efectiva y experta. Mientras que la película de Todd Phillips cae en lo pretencioso, Jacques Audiard abraza la extravagancia con una energía contagiosa, haciendo que las canciones y los números musicales se sientan como una parte integral del viaje emocional de los personajes. El uso de la música aquí no es un mero adorno, sino una extensión de la psique de los protagonistas, explorando sus miedos, deseos y arrepentimientos.
A diferencia de la segunda parte de Joker que se centra en el descenso de su protagonista, Emilia Pérez busca la transformación y la redención. El arco de Emilia es uno de autodescubrimiento, donde la música sirve como un medio para expresar la complejidad emocional del proceso. Los números musicales, por muy extravagantes que sean, logran captar la esencia de lo que está en juego para Emilia, y cómo su transformación física es solo una parte de su búsqueda de redención personal.
Emilia Pérez es un espectáculo ambicioso que fusiona lo épico con lo personal, lo musical con lo criminal, y el humor con el melodrama. Con las actuaciones sobresalientes de Karla Sofía Gascón y Zoe Saldana, y una dirección audaz de Jacques Audiard, esta película demuestra que el musical aún tiene el poder de sorprender y emocionar cuando se hace con valentía y pasión. Aunque su tono puede desconcertar a algunos espectadores, su originalidad y corazón la convierten en un experimento fascinante que merece ser visto en la gran pantalla.
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