La ganadora de la Palma de Oro en Cannes es un relato urbano que mezcla drama, romance y comedia, con una destacada actuación de Mikey Madison.
Director: Sean Baker
Mikey Madison, Mark Eydelshteyn, Karren Karagulian, Yuriy Borisov
Sean Baker, conocido por su cine profundamente humanista y su habilidad para retratar las vidas de personas marginadas con sensibilidad y autenticidad, ha consolidado una trayectoria única en el cine independiente. Películas como Tangerine (2015) y The Florida Project (2017) demostraron su maestría para mezclar tragedia y comedia, con personajes carismáticos y realistas que luchan por sobrevivir en entornos difíciles.
Con Anora, Baker lleva este estilo característico a un nuevo nivel, presentando una historia que mezcla romance, drama social y un toque de humor negro, a la vez que nos ofrece una comedia romántica que evoca cintas como Pretty Woman (1990) y Risky Business (1983), pero con un enfoque mucho más crudo y honesto sobre el mundo del trabajo sexual.
En la ganadora de la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, Baker construye una narrativa colmada de energía y emoción, centrada en la vida de Ani, una trabajadora sexual interpretada por una soberbia Mikey Madison. La película, aunque está llena de momentos cómicos y situaciones patéticas, nunca pierde de vista la dureza de la realidad que Ani enfrenta. Como en el cine de Aki Kaurismäki, donde la tristeza y la esperanza coexisten en armonía, Baker consigue equilibrar el tono ligero de una comedia romántica con la crudeza de un drama social, mostrando tanto los momentos de triunfo de Ani como sus derrotas.
La historia sigue a Ani mientras navega por un romance con Iván, un joven ruso hijo de un oligarca, interpretado por Mark Eydelshteyn. Aunque el planteamiento recuerda a Pretty Woman, Baker no ofrece una fantasía de escapismo. En su lugar, Anora es una mirada agridulce a las dificultades de quienes sobreviven en la periferia de la sociedad, donde el poder y el dinero dictan las reglas, y el amor nunca está exento de condiciones. Las secuencias de lujo, con Ani disfrutando de una vida de excesos al lado de Iván, se ven pronto ensombrecidas por la intrusión de la familia adinerada del chico, que intenta anular el matrimonio y deshacerse de la prostituta.
Si bien Pretty Woman y Risky Business exploraron la vida de las trabajadoras sexuales dentro de una estructura más idealista, Anora se siente a veces más cercana a películas como Whore (1991) de Ken Russell y The Girlfriend Experience (2009) de Steven Soderbergh. Al igual que estas, Anora no romantiza la vida de sus personajes, sino que muestra las complejidades de un mundo donde el sexo es una transacción, pero también puede convertirse en un vehículo para el poder y la agencia personal. El personaje de Ani no es una víctima que espera ser rescatada, sino una mujer que toma el control de su vida y sus decisiones, algo que Mikey Madison captura con intensidad y matices.
Madison, conocida por su participación en la cinta de Tarantino Once Upon a Time in Hollywood (2019), demuestra en Anora por qué es una de las actrices más prometedoras de su generación. Su interpretación de Ani está llena de fuerza, vulnerabilidad y una chispa irresistible que mantiene al espectador pegado a la pantalla. Madison transmite tanto la dureza de Ani como su delicadeza, revelando una fragilidad que su personaje oculta tras su apariencia de dureza. Su química con Eydelshteyn es palpable, y la evolución de su relación, desde lo transaccional hasta lo emocional, es fascinante de ver.
La capacidad de Madison para interpretar tanto a una luchadora feroz como a una mujer que anhela ser vista y comprendida la coloca en el centro de la película. Madison aporta una presencia magnética que equilibra la fuerza externa de su personaje con su emocionalidad interna. Su interpretación en Anora es, sin duda, su conversión en estrella, y Baker supo aprovechar su talento al máximo.
Uno de los grandes aciertos de Baker en Anora es su recreación de Nueva York como un personaje más de la película. Con la cámara de Drew Daniels (el fotógrafo de la serie Euphoria), Baker captura la ciudad de una manera que recuerda al cine de los años 70, con tonos cálidos y texturas que añaden una sensación de realismo a cada escena. Las calles de Brooklyn y Manhattan, filmadas en pleno invierno, ofrecen un telón de fondo perfecto para la historia, acentuando la frialdad emocional y el aislamiento de Ani en un mundo que rara vez la entiende.
Al igual que en The Florida Project, Baker tiene una habilidad especial para mostrar los rincones menos glamorosos de la ciudad sin caer en el miserabilismo. Los barrios y los personajes secundarios que rodean a Ani se sienten vivos, auténticos, llenos de pequeñas historias que enriquecen la trama principal. Además, la película presenta un subtexto sobre las dinámicas de clase que permea la relación entre Ani e Iván, y la forma en que ambos están atrapados en diferentes tipos de servidumbre, uno por su riqueza y el otro por su necesidad de sobrevivir.
Anora es un nuevo triunfo para Sean Baker, una película que mezcla el drama, la comedia y la crítica social con una habilidad única. Junto con Madison, Baker ha creado una obra que se siente tanto emocionante como conmovedora. Al igual que The Girlfriend Experience, explora los límites entre el sexo, el dinero y el poder, pero lo hace con una sinceridad, ternura y compasión que solo un cineasta como Baker puede ofrecer.
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