I.S.S. (Estación espacial internacional) (2024)

I.S.S. intenta combinar ciencia ficción y thriller claustrofóbico, pero termina naufragando en el vacío del espacio.

Directora: Gabriela Cowperthwaite

Ariana DeBose, Chris Messina, Pilou Asbæk, John Gallagher Jr.

Las películas de astronautas en entornos cerrados que derivan en el terror, la paranoia y la violencia tienen un linaje fascinante pero desigual. Desde obras maestras como 2001: Odisea del espacio, Dark Star, Solaris, Alien o Gravity, hasta desastres espantosos como Supernova, Life y Pandorum, este subgénero de la ciencia ficción ha oscilado entre lo sublime y lo insoportable.

I.S.S. parece aspirar a ser un thriller de supervivencia tenso y cargado de simbolismo, pero termina cayendo en el segundo grupo, incapaz de alcanzar las expectativas de su prometedora premisa, muy similar a la de 2010, la infame secuela del clásico de Kubrick. La historia comienza con un evento impactante: desde la Estación Espacial Internacional (ISS), los seis astronautas –tres estadounidenses y tres rusos– observan cómo la Tierra se convierte en un infierno nuclear. Al principio, creen que el brillo es de un volcán, pero pronto se dan cuenta de que son múltiples explosiones atómicas resultado de una escalada entre sus respectivos gobiernos.

Este apocalipsis planetario, lejos de unirlos en la desesperación, enciende un conflicto a bordo cuando ambos equipos reciben órdenes de tomar el control de la estación «por cualquier medio necesario». Lo que sigue es un predecible juego de traiciones, asesinatos y desesperación que, aunque pretende ser una metáfora de la destrucción mutua asegurada, nunca alcanza su pleno potencial.

La película cuenta con algunos puntos a su favor, como la interpretación de Ariana DeBose en el papel de Kira, una bióloga novata en su primera misión espacial. Aunque su personaje está escrito de manera superficial, DeBose logra dotarlo de calidez y humanidad, haciéndola la figura más empática del filme. También hay momentos interesantes en la representación de la vida en microgravedad, como las dificultades para dormir o las dinámicas cotidianas en un ambiente tan inhóspito. Sin embargo, estas pinceladas realistas chocan con un guion que exige demasiadas concesiones a la credulidad.

La dirección de Cowperthwaite, conocida por su trabajo en el documental Blackfish, parece más interesada en los aspectos prácticos y documentales de la vida en el espacio que en construir la tensión y el suspenso necesarios para un thriller espacial. A pesar de algunos intentos, como una muerte visualmente impresionante (un destornillador al cuello en gravedad cero, con burbujas de sangre flotando), las escenas de acción carecen de fuerza, y el drama emocional entre los personajes se siente forzado e inauténtico.

Uno de los mayores problemas de I.S.S. es su incapacidad para abordar el impacto emocional y existencial de su premisa. Los astronautas reaccionan al fin del mundo con una desconexión que resulta absurda: no hay reflexiones profundas sobre la aniquilación de la civilización ni desesperación tangible por la soledad absoluta en el espacio. En su lugar, la película opta por conflictos mecánicos entre las dos tripulaciones, con los rusos cumpliendo el trillado rol de villanos iniciales.

La banda sonora tampoco ayuda: en lugar de reforzar el ambiente opresivo, es torpe, intrusiva y poco memorable, subrayando aún más la falta de ritmo de la narrativa. Con apenas hora y media de duración, I.S.S. debería sentirse rápida e intensa, pero el resultado es una experiencia agotadora y monótona que se extiende mucho más allá de su tiempo real.

En definitiva, I.S.S. es una oportunidad desperdiciada. Lo que podría haber sido una reflexión claustrofóbica sobre la fragilidad de la humanidad o una salvaje película de clase B se convierte en un ejercicio insípido que nunca encuentra su tono ni su propósito. Una película que, lamentablemente, no logra despegar.

Sobre André Didyme-Dôme 1821 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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