El director de Por siempre Alice, nos entrega una historia de emancipación femenina disfrazada de película biográfica.
Dirección: Wash Westmoreland
Keira Knightley, Dominic West, Fiona Shaw
El británico Wash Westmoreland puede considerarse como un director feminista. Quinceañera y Por siempre Alice son dos entrañables relatos sobre el empoderamiento femenino, cuyo detonante es una situación que afecta radicalmente la vida de sus personajes: En el primer caso, es el embarazo de una adolescente que afecta la esperada celebración de sus cumpleaños y que la lleva a madurar; en el segundo, es el diagnóstico de Alzheimer el que lleva a una renombrada lingüista a pensar en una muerte digna.
Con la película biográfica sobre la vida de la escritora Colette, no se da el caso de una situación clave que lleve a la emancipación de la escritora. Westmoreland (con ayuda de su constante colaborador Richard Glatzer y la guionista Rebecca Lenkiewicz), utilizan como pretexto la vida de una de las escritoras más famosas de la literatura francesa, para contarnos la historia de una mujer que poco a poco se va liberando del yugo de un marido opresor que, en vez de garras, utiliza guantes de seda.
En este biopic nos enteraremos de cómo Colette abandona una vida rural que adora, para viajar a París con su esposo Henry Gauthier-Villars, un crítico literario y autor conocido como Wally, al que Colette conoció por ser amigo de su padre. Wally quiere a Colette, pero no por ello va a abandonar su vida de amoríos y de derroche. Y es gracias a su encanto y poder de convencimiento, que Wally termina convenciendo a su esposa para que disfruten de las ventajas de un matrimonio abierto. Obviamente, las ventajas son para él.
Como si fuera poco, Colette termina escribiendo una serie de libros exitosos que se publican firmados por su esposo y no por ella. Curiosamente, la reciente película La esposa nos muestra a una mujer haciendo lo mismo, pero en este caso la situación fue real.
Más allá de centrarse en la obra de la autora, la película de Westmoreland (al igual que la obra maestra de Spielberg El color púrpura), se enfoca en la liberación gradual de una mujer de los juegos de poder de un esposo machista que solo piensa en su placer y bienestar, y que ve a su pareja como un medio para lograr sus objetivos egoístas. Gracias a unas soberbias actuaciones a cargo de Keira Knightley y de Dominic West, se explora la complejidad de su peculiar dinámica de pareja, que lleva a Wally a perderlo todo y a Colette a recuperar todo aquello a lo que renunció para poder ser la esposa de su marido. Y es también gracias al descubrimiento de su atracción por las mujeres que Colette puede liberarse del yugo masculino, descubriendo al final, el verdadero significado del amor.
Junto al discurso emancipatorio, Colette es toda una maravilla formal que goza de una fotografía hermosísima a cargo de Giles Nuttgens (Sin nada que perder), de un esplendoroso diseño de vestuario de Andrea Flesch (The Duke of Burgundy) y de la exquisita música de Thomas Adès. Algunos seguidores de la escritora reclamarán la ausencia en la película del período más fructífero de su vida, cuando escribió sus obras cumbres como Lo puro y lo impuro, Cuarto de hotel, El quepis y Gigi (ella sería nominada al Nobel de Literatura). Pero la verdad, esta cinta no busca contar sobre la vida y obra de una artista destacada, sino más bien contarnos la historia de una mujer que, como muchas, queda atrapada en las redes de un seductor tiránico.