El director de Una mujer fantástica nos entrega una hermosa película acerca de un amor prohibido en el interior de una comunidad judía.
Dirección: Sebastián Lelio
Rachel Weisz, Rachel McAdams, Alessandro Nivola
Sebastián Lelio, el director chileno con un gran talento para ahondar en la psique femenina y para examinar los misterios de la atracción física y del amor entre dos personas, sean de género opuesto o no, nos presenta su primera película en inglés, la cual es un precioso relato sobre un amor prohibido en el interior de una comunidad represiva. Su título es Desobediencia.
Basada en la novela de Naomi Alderman publicada en 2006, nos cuenta la historia de Ronit (Rachel Weisz), una fotógrafa de Nueva York quien, debido a la muerte de su padre (un respetado rabino), decide volver a su comunidad ubicada en Londres para asistir al funeral. Pese a ser la hija del rabino, la comunidad la recibe con frialdad e hipocresía. Solo Dovid (Alessandro Nivola), un amigo de infancia y discípulo del rabino, llega a acoger a Ronit, aunque manteniendo su distancia.
En el velorio, Ronit se entera que Dovid está casado con Esti (Rachel McAdams), una profesora de escuela y amiga de infancia de los dos. Y es aquí donde subyace la causa del rechazo y del auto-exilio de Ronit de la comunidad judía ortodoxa a la que pertenecía: Su padre encontró a Ronit y Esti teniendo un encuentro sexual durante la adolescencia. Esta comunidad no permite ningún tipo de contacto físico entre un hombre y una mujer antes del matrimonio. Por lo tanto, un encuentro sexual entre dos mujeres es algo totalmente inadmisible.
Aunque el reencuentro con Roni y Esti inicialmente es de indiferencia y distancia, poco a poco los viejos sentimientos vuelven a surgir y los conflictos morales, así como los sexuales y afectivos también son revividos. Lelio, autor de dos maravillosos retratos sobre mujeres alienadas y disminuidas que luchan por su libertad y su felicidad (Gloria y Una mujer fantástica), logra mantener sus intereses cinematográficos con una película de una gran carga erótica y una atmósfera claustrofóbica y melancólica que le permite a sus actores poner a prueba todo su talento. Weisz y McAdams encarnan a sus personajes con toda la complejidad y la atención al detalle necesaria para que la historia no se convierta en una denuncia facilista y cursi sobre la represión femenina, sino que termine siendo una preciosa historia sobre un amor prohibido entre dos seres humanos llenos de dudas y conflictos. No se puede dejar de lado el excelente trabajo de Nivola, cuyo Dovid lleno de rabia, frustración y deuda ante su mentor, colapsa con el afecto sentido hacia sus dos amigas de juventud.
Desobediencia nunca llega a obligar al espectador a tomar partido o a tener en cuenta una única perspectiva. Al igual que la hermosa cinta Llámame por mi nombre de Luca Guadagnino, La obra de Lelio se centra en el amor que surge entre dos personas, más que en la mirada represiva de una sociedad retrógrada. Es gracias a eso, que la cinta logra evidenciar cómo el sexo y el género nada tienen que ver con los sentimientos, así algunos se empeñen en afirmar lo contrario.