Una nueva película que vuelve a recurrir a las enfermedades degenerativas para contar una historia de amor imposible.
Dirección: Justin Baldoni
Cole Sprouse, Haley Lu Richardson, Moisés Arias, Claire Forlani, Parminder Nagra, Kimberly Hebert Gregory
Cole Sprouse, el actor que interpretó al hijo de Ross en la serie Friends, al hijo adoptivo de Adam Sandler (junto con su hermano gemelo) en Un papá genial, y que actualmente interpreta a Jughead en la serie Riverdale, protagoniza junto a Haley Lu Richardson (The Edge of Seventeen, Split), un insufrible drama adolescente llamado A dos metros de ti.
En la tradición de dramas juveniles acerca de parejas que se enamoran en medio de un trastorno, una condición o una enfermedad degenerativa y/o terminal (Bajo la misma estrella, Yo antes de ti, Si decido quedarme, Amor de medianoche, Cuando el amor es para siempre, Todo todo, etc.) llega esta cinta acerca de Stella y Will, dos jóvenes que conocen por primera vez el amor en el hospital en el que están internados, debido a que padecen de fibrosis quística, una enfermedad genética y degenerativa que afecta los pulmones y que impide que estos dos estén a menos de dos metros de distancia (al tener el mismo padecimiento, no pueden tener contacto, ya que esto sería mortal para uno de los dos).
Stella es una youtuber llena de optimismo, que le cuenta a su audiencia lo que significa vivir con su enfermedad. Will es un talentoso dibujante que ha perdido el deseo de vivir. Cuando los dos se conocen por primera vez, no se soportan. Pero cualquiera que haya visto más de una película romántica en los últimos veinte años, sabrá de antemano que los dos van a terminar perdidamente enamorados. Del mismo modo, el espectador no tendrá problemas para predecir el futuro de Poe (Moisés Arias), el mejor amigo de Stella (latino, gay y también enfermo de fibrosis quística), un chico adorable que sirve de celestina para que su amiga y Will encuentren el amor.
El actor y director Justin Baldoni nos ofrece este relato a un ritmo exasperante y no olvida incluir altas dosis de azúcar (esta cinta no es apta para diabéticos) y todos los lugares comunes posibles de los sick-lit (término en inglés usado para denominar a este tipo de películas).
El resultado es una cinta noble que expone el drama de las personas que padecen de fibrosis quística, pero que como drama romántico no posee ningún valor redimible, más allá del carisma de sus protagonistas.