Dos talentosas actrices deciden protagonizar el remake de una de las mejores comedias de la década de los ochenta, y el resultado es una película floja y estéril.
Director: Chris Addison
Anne Hathaway, Rebel Wilson, Alex Sharp
En 1988, Michael Caine y Steve Martin protagonizaron una deliciosa cinta sobre estafadores llamada Dos pícaros sinvergüenzas, la cual terminó siendo una de las mejores comedias de la década de los ochenta.
Treinta años más tarde, la maquinaria de Hollywood, al parecer carente de creatividad, decide hacer un remake de la cinta de Frank Oz, esta vez cambiando a los protagonistas masculinos por femeninos: Anne Hathaway (quien hace poco interpretó con ingenio y carisma a una estafadora en la versión femenina de Ocean’s Eleven) y Rebel Wilson (la comediante australiana conocida más que todo por la saga de Pitch Perfect).
Aunque las dos actrices logran una buena química, el problema con Maestras del engaño radica en que no ofrece nada nuevo con respecto a su predecesora (además de la inversión de género) y en que las situaciones, supuestamente cómicas, tienen muy poco de gracia.
Para quienes no han visto la cinta de Caine y Martin, basta con decir que trata sobre dos estafadores (uno sofisticado y elegante, el otro burdo y vulgar) quienes al principio rivalizan, pero luego unen sus fuerzas para estafar a una mujer millonaria e ingenua (interpretada por la fallecida Glenne Headly).
La película de Hathaway y Wilson nos muestra a dos estafadoras llamadas Josephine y Penny, ambas con las mismas características de los personajes de la cinta del 88 (cambiando sus nacionalidades), y quienes se enfrentan, para luego intentar estafar juntas a un joven millonario e ingenuo (encarnado por Alex Sharp, el actor más joven en ganar un premio Tony por The Curious Incident Of The Dog In The Night-Time).
La sólida premisa logra funcionar de nuevo (Dos pícaros sinvergüenzas es también un refrito de Bedtime Story, una cinta mediocre de 1964 protagonizada por David Niven y Marlon Brando). Pero la dirección del debutante Chris Addison (director de varios capítulos de la serie Veep para HBO) y el guion de Jac Shaeffer (la escritora de Black Widow, la próxima película de Marvel), fracasan en lograr el ritmo, la inteligencia y la gracia de la versión masculina de los ochenta.
La recomendación entonces, consiste en no dejarse estafar y buscar la película de 1988 o en su defecto, la de 1964, antes de ver a dos talentosas actrices tomar una mala decisión, en una comedia que no aporta nada nuevo a un género que últimamente presenta señales de franca decadencia.
