Un gran elenco, un excelente director y un manejo experto del encuadre, la fotografía y la edición, hacen de esta película sobre submarinos, una de las mejores.
Dirección: Thomas Vinterberg
Matthias Schoenaerts, Léa Seydoux, August Diehl, Max von Sydow, Colin Firth
Todo cinéfilo sabe (o debe saber) que cuando Thomas Vinterberg dirige una película, hay que prestar mucha atención. Este padre fundador del movimiento Dogma 95 (junto con su compatriota Lars Von Trier) es un experto a la hora de contar historias y en utilizar los recursos formales del séptimo arte para que su historia tenga peso, elocuencia y genere un impacto emocional en el espectador. Basta con revisar su interesante filmografía, iniciada con La celebración, y que incluye títulos como Todo es por amor, Querida Wendy, Submarino, La caza, Lejos del mundanal ruido o La comuna, para admitir la maestría del autor danés.
Un uso poético del encuadre cinematográfico enmarca su última película, una triste recreación de los trágicos hechos ocurridos el 12 de agosto del 2000, cuando el submarino nuclear K-141 Kursk, perteneciente a la Armada rusa, sufrió un accidente durante sus maniobras, el cual tuvo como consecuencia una explosión que acabó con la mayoría de los 118 miembros de la tripulación y que llevó a que los 23 sobrevivientes lucharan por su vida atrapados dentro del submarino. Su trabajo se basa en gran parte, en el libro Kursk del periodista británico Robert Moore, una exhaustiva investigación sobre los hechos.
Los espectadores que conocen el notorio caso de antemano, carecerán del elemento sorpresa otorgado por Vinterberg para aquellos que lo desconocen. Sin embargo, la solidez de la narración, las estupendas actuaciones a cargo de sus actores y el apropiado uso de la fotografía y del trabajo de edición, van mucho más allá de los elementos sorpresivos y convierten a esta cinta en una de las mejores películas sobre submarinos, equiparable con trabajos como Das Boot, La caza del Octubre Rojo, Marea roja, K-19: The Widowmaker o U-571.
El actor belga Matthias Schoenaerts (con quien Vinterberg ya había trabajado anteriormente en Lejos del mundanal ruido, la adaptación cinematográfica de la novela de Thomas Hardy), interpreta aquí al estoico Mijaíl Averin (los nombres reales aquí fueron cambiados), el líder heroico y romántico de los supervivientes, quien ha dejado desamparados en tierra firme a su pequeño hijo (figura central y simbólica del relato) y a su esposa embarazada (una sólida Léa Seydoux). Colin Firth encarna al Comodoro británico David Russell, un personaje igualmente estoico, quien busca colaborar en el rescate de los hombres, intento que es obstaculizado por Vladimir Pretenko, un alto mando militar (interpretado por un despreciable Max Von Sydow), quien no quiere sufrir la humillación que implica solicitar ayuda a sus antiguos enemigos de la Guerra Fría, y que tampoco desea que se revelen los secretos militares contenidos en el submarino.
El incidente del Kursk fue una gran humillación para el presidente Vladimir Putin (quien no se menciona en la cinta), así como lo fue Chernobyl para su antecesor Mijaíl Gorbachov. Al respecto, Vinterberg afirma que su cinta no es un documental y que, aunque inspirada en hechos reales, fantasea con lo que pudo haber sucedido. Lo cierto es que no importa. El drama humano, el cual es la especialidad del director danés, aquí se expone de una manera emotiva y elocuente.
Dejar una contestacion