Una película cyberpunk proveniente del Brasil, plagada de subtexto sociopolítico, mucha hiperviolencia y que cuenta con la participación de Sonia Braga y Udo Kier. Más extraño no se puede.
Director: Juliano Dornelles, Kleber Mendonça Filho
Barbara Colen, Thomas Aquino, Silvero Pereira, Sonia Braga, Udo Kier
Cada año se estrena una película extraña y desconcertante. El año pasado tuvimos a Mandy, con Nicolas Cage en uno de sus papeles más excéntricos (y eso ya es mucho decir). Y ahora tenemos una película futurista e hiperviolenta desarrollada en Brasil y que cuenta con la aparición de Sonia Braga y Udo Kier.
Bacurau, el nuevo trabajo de Kleber Mendonça Filho (autor de Aquarius, esa hermosa película que incluye una de las mejores interpretaciones en la carrera de Braga), cuenta con la colaboración en la dirección de Julio Dornelles y puede pensarse como la versión intelectual del clásico The Most Dangerous Game, la escalofriante película de 1932 acerca de un cazador demente que provoca un naufragio para así poder practicar su arte con los sobrevivientes.
Si la película hubiera dejado a un lado sus pretensiones de crítica social y política y se hubiera centrado en la acción y el suspenso (como lo hizo el remake clase B de John Woo llamado Hard Target, el cual se cuenta como la mejor película en la carrera de Jean-Claude Van Damme), Bacurau hubiera sido todo un deleite.
Pero no es así. Esta cinta, de ritmo innecesariamente pausado y ubicada en un futuro cercano, da inicio con un carrotanque cargado con agua que incluye a dos pasajeros: un hombre y una mujer llamada Teresa (Barbara Colen), quien vuelve a su pueblo para asistir al funeral de su abuela Carmelita, que falleció a los 94 años de edad.
El pueblo en cuestión se llama Bacurau y es un matriarcado de relativa calma y solidaridad, que cuenta con un músico veterano, una doctora malhumorada llamada Domingas (Sonia Braga), un prostíbulo, muchos niños y un delincuente pródigo, entre algunos de sus pintorescos habitantes. Los recursos escasean (especialmente el agua) y un político corrupto visita el pueblo buscando votos. Este promete prosperidad, dona libros maltrechos, regala comida vencida y le ofrece a los habitantes una droga que nubla el pensamiento y lleva a la docilidad y la inacción.
La película en su primer acto, parece ser una versión libre de Cien años de soledad, hasta que entran en escena un dron que parece un platillo volador de una película de los años cincuenta y una pareja de motociclistas de aspecto sospechoso, los cuales obedecen a un grupo de norteamericanos liderados por un cazador demente llamado Michael (Udo Kier). Los visitantes tienen un plan perverso: han borrado a Bacurau de los mapas de la internet y piensan practicar la cacería humana con los habitantes del pueblo.
Lo que ignoran estos extranjeros vestidos como militares y armados hasta los dientes, es que Pacote (Thomas Aquino), habitante de Bacurau y estrella en la red gracias a sus múltiples asesinatos grabados en vídeo, le ha pedido a Lunga (Silvano Pereira), el delincuente pródigo, que regrese al pueblo y lidere un salvaje plan de defensa y contraataque.
Lo que sigue es un acto final lleno de sangre, cabezas destrozadas y decapitadas y múltiples mutilaciones, con un preámbulo que incluye la esperada confrontación entre Braga y Kier con música de fondo interpretada por Spandau Ballet. Aquí, la película parece un homenaje al cine de Sergio Leone, Kinji Fukasaku, John Carpenter y Quentin Tarantino, algo que no termina de casar con los primeros actos de la película, recargados de subtexto, realismo mágico y sátira sociopolítica.
Esta es una película que nunca llega a definirse. Los directores nos aburren y sobrecargan con metáforas y simbolismo, para luego pasar a un suspenso mal manejado y a la acción hiperviolenta que no logra generar emoción o catarsis. Y aunque la cinta al comienzo parece centrarse en Teresa, al final poco o nada importa como personaje.
En conclusión, Bacurau es un completo disparate, con una buena fotografía, unas buenas actuaciones (cuenta con un gran número de actores naturales) y un gore convincente. Pero que no pasa de ser la película extraña y desconcertante del año.
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