La tradición del documental etnográfico colombiano ha llegado a su pináculo con esta hermosa cinta acerca de una joven Wayúu y su prima muerta.
Directores: César Alejandro Jaimes, Juan Pablo Polanco
Desde los años cuarenta, el cine colombiano inició la tradición de realizar numerosos documentales etnográficos (en su mayoría cortometrajes) que retratan la vida de nuestros indígenas y campesinos. Estas películas (en su mayoría trabajos pésimos o a lo sumo mediocres), quedaron relegados para ser proyectados en los inicios de las funciones, bajo el nombre de “cortometraje nacional”, término que a la mayoría de los espectadores les genera bostezos, indiferencia e inclusive fastidio.
Sin embargo, ochenta años de insistencia por fin han rendido fruto. Lapü (en español “sueño”), la ópera prima de los directores César Alejandro Jaimes y Juan Pablo Polanco, es un trabajo que se mueve entre los límites del cine documental y argumental, y que retrata una anécdota ocurrida al interior de los Wayúu, el pueblo indígena más numeroso de Colombia y que vive en el departamento de La Guajira.
Doris González Jusayú es una joven que ha tenido un sueño mientras dormía. Ella se lo cuenta a su abuela y al médico ancestral de la ranchería donde vive. El sueño, al ser interpretado, revela que la prima de Doris, fallecida hace ya varios años, le está pidiendo que exhume su cadáver para que la entierre junto con su familia en el cementerio ubicado en la Alta Guajira. Al interior de la cultura Wayúu, este evento se conoce como “El segundo entierro”.
Siguiendo la línea iniciada con Nanook Of The North, el documental fundacional de Robert Flaherty, Lapü es más una “fantasía poética” que una representación precisa del modo de vida de un grupo de personas que viven en La Guajira. Y al igual que el trabajo de Flaherty, esta película no se queda solamente en una descripción antropológica de un estilo de vida exótico, sino que es también una interpretación dramáticamente poderosa de la realidad.
Lapü es de una factura hermosa (el trabajo de fotografía del bogotano Angello Faccini es impresionante). No hay un solo plano en esta película de una hora y quince minutos, que no esté lleno de belleza y significado. Esta es una cinta de una gran sensualidad y que nos muestra ese contraste entre la vida (llena de color y risas) y la muerte (llena de color y lágrimas), que hace parte de la cultura Wayúu (objeto también de la cinta Pájaros de verano).
Lapü es un bellísimo trabajo lleno de sensibilidad y delicadeza (un ejemplo de ello es el plano secuencia sobre el sacrificio de la vaca), que debe verse en la gran pantalla para admirarse en todo su esplendor. Es junto con Jericó, el infinito vuelo de los días de Catalina Mesa, uno de los mejores documentales colombianos de todos los tiempos.
En alguna ocasión Andrei Tarkovski dijo: “uno no necesita explicar en el cine, sino más bien afectar directamente los sentimientos de la audiencia. Es esta emoción despertada la que impulsa los pensamientos”. Lapü es un claro ejemplo de esa premisa.
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