Vuelven los fantasmas importados del Japón en una nueva entrega de la saga de La maldición, una cinta muy efectiva a la hora de sobresaltar y perturbar al espectador.
Director: Nicolas Pesce
Andrea Riseborough, Jacki Weaver, Tara Westwood, Demián Bichir, John Cho, Lin Shaye, William Sadler
Junto con la saga de Ringu, la serie de películas conocidas como Ju-On, convirtieron al cine de terror japonés en algo muy popular en occidente a comienzos del nuevo milenio. La creación de Takashi Shimizu (conocida en español como La maldición), primero apareció en el mercado del “directo a vídeo” con dos entregas editadas en el 2000, para luego pasar en el 2003 a la gran pantalla, donde llegaron a estrenarse 6 películas más. La adaptación norteamericana no se hizo esperar (protagonizada por Sarah Michelle Gellar, la chica de la serie Buffy la Cazavampiros). Esta versión estadounidense, dirigida por el mismo Shimizu y producida por Sam Raimi, tendría una secuela de calidad similar, y luego una mediocre tercera parte (la cual se editó en el formato “directo a vídeo”).
Nueve películas más tarde, Raimi decide retomar a la serie sobre maldiciones y fantasmas y le da la oportunidad al director Nicolas Pesce (autor de la macabra The Eyes Of My Mother) para que resucite la maldición. Más que un reboot, la nueva entrega norteamericana de La maldición puede pensarse como una secuela con diferentes personajes pero con los mismos fantasmas de rostros de color blanco, que surgen como el resultado de crímenes violentos y a los que les gusta masajear las cabezas de sus víctimas mientras se bañan, entre otros horribles pasatiempos.
Esta nueva cinta nos presenta sus múltiples relatos interconectados a partir de flashbacks, los cuales nos revelan el caso de Fiona Landers (Tara Westwood), una mujer que regresa de su estancia en Tokio para encontrarse con su familia en Pennsylvania, lo que termina en una sangrienta masacre. Una mujer policía (Andrea Riseborough), cuyo compañero Goodman (Demián Bichir) trabajó en el caso de Fiona años atrás, investiga el misterioso caso de una mujer encontrada muerta en su auto en lo profundo del bosque. Las pistas encontradas parecen indicar que la mujer está conectada con el caso la familia asesinada, así como con la locura gradual que sufrió el antiguo compañero de Goodman (William Sadler).
Para complicar las cosas, junto a estas líneas narrativas, se unen la de una pareja de esposos conformada por Peter (John Cho) y Nina (Betty Gilpin) Spencer; y el de una mujer con demencia senil (interpretada por Lin Shaye, quien se ha convertido en una especie de versión femenina de Vincent Price o Boris Karloff), que vive junto con su esposo (Frankie Faison), quien a su vez ha contratado a una mujer (Jacki Weaver), para que le ayude a su esposa a tener una muerte digna. Eso sin contar a una misteriosa niña fantasma (Zoe Fish), que aparece en los lugares más inesperados.
Nicolas Pesce captura en su película, una atmósfera obtenida tanto de las películas de terror japonesas de comienzos de siglo (Aguas oscuras, Una llamada perdida, El círculo y la audición, son otros títulos que bien pueden ser fuentes de inspiración), como de las del siglo pasado (Kuroneko, Onibaba, Jigoku); así como la decadencia, la pestilencia y la maldad que se encuentra en las obras de Stephen King (y en las buenas películas basadas en ellas).
Es una lástima que el lirismo obtenido en The Eyes Of My Mother aquí se diluya en efectismo. Pese a un buen trabajo de fotografía por parte de Zack Galler (The Ticket), a una estupenda dirección de arte de Jean Andre Carriere (Martyrs), y a un magnífico final; la cinta de Pesce termina reducida a fantasmas apareciendo de manera recurrente y que buscan hacer saltar de su silla al espectador (y vaya que lo logra); y a una serie de imágenes violentas, que hay que decirlo, son genuinamente perturbadoras.
Con un poco más de inteligencia y sentido de lo poético, la nueva entrega de La maldición podría haber llegado al estatus de obra maestra del horror obtenido por las cintas de Robert Eggers (The Witch, The Lighthouse) y Ari Aster (Hereditary, Midsommar) e inclusive por The Eyes Of My Mother. Lo cierto es que la preferencia por el efectismo de Pesce (algo que no posee su anterior trabajo), termina convirtiendo a La maldición renace en un trabajo menor, cercano a las películas de El conjuro y Annabelle. Pero eso no quiere decir que no cumpla con su misión a la hora de espantar, porque lo hace…y mucho.
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