La película sobre una chica lesbiana que ayuda a un deportista a ganarse el amor de una bella estudiante, constituye una agradable sorpresa, pese a su estructura típica y a una historia poco original.
Director: Alice Wu
Leah Lewis, Daniel Diemer, Alexxis Lemire, Collin Chou
La obra de teatro Cyrano De Bergerac fue escrita por Edmond Rostand y estrenada en 1897. Desde ese entonces, la historia basada en la vida de un poeta de inmensa nariz que existió en la realidad, y que ayudó al apuesto Christian a ganarse el corazón de la bella Roxanne, de la cual Cyrano estaba enamorado en secreto, no ha dejado de fascinar al público.
Aunque la versión cinematográfica de 1950 le dio un merecido premio Óscar al actor José Ferrer, la adaptación de 1990 dirigida por Jean-Paul Rappenau y protagonizada por Gerard Depardieu, sigue siendo la definitiva (con el perdón de Roxanne, la deliciosa versión ambientada en la actualidad, dirigida por Fred Schepisi en 1987 y protagonizada por Steve Martin).
Ahora, siguiendo la tradición de actualizar los clásicos para el mercado adolescente (piensen en Romeo y Julieta con Leonardo DiCaprio o 10 cosas que odio de ti con Heath Ledger), llega Si supieras, una comedia romántica dirigida por Alice Wu en la que nuestro “Cyrano” es Ellie Chu (Leah Lewis), una chica procedente de China y lesbiana, que ayuda a Paul Munsky, un “Christian” deportista, noble pero poco inteligente (Daniel Diemer), a ganarse el amor de una “Roxanne” bella y sensible, conocida aquí como Aster Flores (Alexxis Lemire).
Esta nueva versión de la inmortal historia de Edmond Rostand, es la segunda película de Alice Wu en dieciséis años, luego de la conmovedora Saving Face, acerca de otra mujer lesbiana que oculta al mundo su orientación sexual. Comienza con una animación del “mito de los sexos” de Platón y se desarrolla en el poblado de Squahamish ubicado en el estado de Washington (el cual se parece mucho a esos lugares de las cintas donde viven los adolescentes de las películas de John Hughes como Sixteen Candles, The Breakfast Club o Pretty In Pink).
Chu es la típica niña rechazada por los chicos y chicas populares de la secundaria donde estudia, y pasa su tiempo escribiendo ensayos para que quienes se burlan de ella obtengan buenas calificaciones. Asimismo, Chu cuida de su padre Edwin (Collin Chou), un hombre viudo, que por su condición de inmigrante solo pudo encontrar trabajo como oficial de la estación local de trenes, aún teniendo un doctorado. En las noches, padre e hija ven por televisión las clásicas películas románticas como Casablanca, El cielo sobre Berlín, Pecadora equivocada o Ayuno de amor, buscando las mejores partes de ellas, tal y cómo les enseñó la madre y esposa fallecida.
Entra en escena Paul, quien se acerca a Chu no para pedirle que le escriba un ensayo, sino para que le ayude a redactar una carta de amor dirigida a Aster, la hija del estricto predicador de Squahamish (“¿quién hace eso en estos días?”, pregunta ella). El verdadero giro de la cinta de Wu no está en convertir a Cyrano en una chica lesbiana, sino en que gradualmente deja de ser la historia de un triángulo amoroso, para convertirse en una hermosa cinta sobre la amistad, la cual se va construyendo gradualmente entre Chu y Paul, pero también entre Paul y Aster.
Ojalá las películas de adolescentes tuvieran más referentes a los clásicos literarios y cinematográficos como Si supieras, y gozaran también de la inteligencia y delicadeza con la que Alice Wu confecciona su historia. Esta no es una cinta original y obedece a la estructura típica de las comedias románticas (Chu se queja de las escenas finales de este tipo de películas, en las que el chico corre detrás del tren donde se encuentra la chica, para después ser víctima de la misma situación). Sin embargo, es un trabajo que posee un encanto irresistible.
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