Director: Donick Cary
¿Quién dice que los documentales no pueden ser divertidos? Donick Cary, un guionista con una amplia trayectoria en la comedia televisiva (El show de David Lertterman, Los Simpsons, Parks And Recreation, Silicon Valley) nos presenta su primer largometraje como director, el cual parte de una premisa tan simple como efectiva: preguntarle a varios músicos y actores sobre sus primeras experiencias con el consumo de alucinógenos.
Las confesiones de los participantes del documental de Cary son honestas, desprovistas de cualquier discurso moralista y muy divertidas. Sting nos habla de cómo su “primer viaje” fue una experiencia trascendental en la que sintió que el universo se partía en dos y que involucró el nacimiento de un ternero. El rapero Asap Rocky nos cuenta cómo fue testigo de la erupción de un arco iris, el cual salía de la punta de su miembro viril. El fallecido Anthony Bourdain nos cuenta sobre su consumo desenfrenado de sustancias psicoactivas inspirado en los escritos de Hunter Thompson, el cual terminó con una chica con sobredosis en un cuarto de hotel. La también fallecida Carrie Fisher, nos revela cómo la “Princesa Leia” caminó por la playa en topless. Lewis Black nos habla sobre cómo su primer viaje lisérgico lo llevó a olvidarse por completo de su nombre. Y estas son algunas de las hilarantes odiseas que personajes como Ben Stiller, Adam Horowitz, Nick Kroll, Sarah Silverman, Deepak Chopra o Rosie Perez comparten con el espectador en la película de Cary.
Nick Offerman sirve como maestro de ceremonias disfrazado de científico, mientras nos cuenta sobre los efectos de los alucinógenos en el cerebro; la mayoría de las anécdotas cuentan con una animación que nos recuerda al Submarino amarillo de los Beatles y al trabajo de Ralph Bakshi; veremos fragmentos de algunos documentales de los años sesenta que abordaron los efectos del LSD (uno de ellos presentado por el olvidado cantante Tommy Roe); y entre confesión y confesión, podremos apreciar la parodia de un Afterschool Special (uno de esos documentales “educativos” de calidad dudosa y grabados en VHS, con los que los profesores de secundaria rellenaban el calendario académico), presentado por Adam Scott.
Pero no todo es diversión en Aventuras psicodélicas: El doctor Charles Grob nos habla sobre el potencial terapéutico de los alucinógenos para tratar los trastornos de ansiedad, la adicción y la esquizofrenia, algo que nos remonta a los mismos orígenes del LSD. Asimismo, Zach Leary, el hijo del “gurú de la psicodelia”, el doctor Timothy Leary, nos comenta sobre cómo su padre y otros pioneros en los estudios de las sustancias alucinógenas como Ram Dass, fueron castigados y penalizados por el gobierno conservador estadounidense a finales de los años sesenta, lo que llevó a que se cortaran de tajo sus investigaciones, las cuales hasta ahora se están retomando y revisando.
Puede que este documental cometa el pecado de ser muy ligero. Pero no se puede negar que es todo un buen viaje: corto y extremadamente divertido.
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