Utilizando una alegoría religiosa, el director Shaka King nos cuenta la historia de un hombre que se infiltra en el movimiento de las Panteras Negras para traicionar a su líder.
Director: Shaka King
Daniel Kaluuya, Keith Stanfield, Jesse Plemons
A lo largo de un período de tres años (1987-1990), se presentó por PBS, el canal público de televisión, una miniserie documental de catorce episodios titulada Eyes On The Prize, donde se realizó un recuento sobre la historia de la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos. La serie se dividió en dos grandes partes: La primera, de seis episodios, abordó los años de 1954 a 1965. La segunda parte, enfocada en los años 1965 a 1985, exploró la vida y obra de Malcolm X y el surgimiento y disolución de las Panteras Negras.
El episodio número 12 titulado A Nation of Law, tuvo como personaje central a Fred Hampton, líder de las Panteras Negras de Illinois y activista de extrema izquierda, quien en 1969 fuera asesinado por el FBI mientras dormía, a la edad de 21 años.
Hampton es también uno de los protagonistas de Judas And The Black Messiah, el segundo largometraje de Shaka King, luego de la aclamada Newlyweeds. El otro protagonista es Bill O’Neal, un ladrón de autos convertido en informante del FBI, y quien fuera una pieza clave en el asesinato de Hampton. En estado de ebriedad, O’Neal intentó arrojarse por la ventana de su casa, pero su tío impidió el intento de suicidio. Más tarde, se lanzaría a la calle y sería atropellado por un auto, muriendo a la edad de 40 años el 15 de enero de 1990 (día del nacimiento de Martin Luther King). En el mismo día de su muerte, se transmitió el episodio de PBS dedicado a Hampton, donde O’Neal dio su versión de los hechos.
Tanto el personaje de “Judas” como el de “El Mesías negro”, cuentan con dos grandes intérpretes. O’Neal es interpretado por LaKeith Stanfield, actor que participara anteriormente junto a Daniel Kaluuya (quien hace el papel de Hampton), en la popular cinta de terror Get Out. Ambos actores demuestran poseer la madurez y profesionalismo necesario para aportar la complejidad inherente a sus personajes.
Sin embargo, la película de King tiende a simplificar los hechos históricos, a idealizar a su Mesías y a demonizar a su Judas, el cual obedece a un demoniaco FBI, encarnado por el agente Roy Mitchell (un excelente Jesse Plemons) y por el mismísimo J. Edgar Hoover (un Martin Sheen irreconocible). Judas And The Black Messiah es una de esas películas que pudo haber sido mejor en un formato de miniserie, pero pese a sus licencias creativas, logra poner el dedo en la llaga para mostrarnos cómo la intolerancia ha sido, y sigue siendo, la principal enfermedad que afecta el corazón de los Estados Unidos de América.
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