Este remedo de Día de la independencia, Starship Troopers y Un lugar en silencio, puede que no tenga mucha lógica, pero cumple con su misión de entretener.
Director: Chris McKay
Chris Pratt, J.K. Simmons, Yvonne Strahovski, Sam Richardson
En los años cincuenta, los Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrentaban en una carrera espacial y, al mismo tiempo, a los temores y paranoias ocasionadas por la Guerra Fría. Es así que en esa época surgieron numerosas películas que mezclaban la ciencia ficción, la acción y el terror, en las que los humanos estaban a merced de una invasión extraterrestre, la cual bien puede leerse como una alegoría del miedo a la “invasión comunista”.
Ahora, nuestros temores y paranoias se han trasladado a la amenaza real del COVID-19 y es en este contexto donde surge La guerra del mañana, una película dirigida por Chris McKay (Batman Lego) y protagonizada por el carismático Chris Pratt, que utiliza los viajes en el tiempo y la amenaza alienígena como premisas.
Aquí, Pratt no se enfrenta a unos dinosaurios fuera de control o lidera a un equipo intergaláctico de superhéroes. El actor encarna a Dan Forester, un exmilitar y profesor de biología en una escuela secundaria, y a la vez padre de una pequeña hija llamada Muri (Ryan Keira Armstrong) quien, al igual que Dan, comparte un gran amor por la ciencia y sueña con descubrir una vacuna cuando sea grande.
En medio de una celebración familiar, Dan recibe la noticia de que su oportunidad de postularse para un importante trabajo como científico se ha desvanecido. Mientras su esposa y su hija tratan de animarlo, Dan observa con sorpresa la transmisión en directo de un partido de fútbol. El evento ha sido interrumpido con la llegada de unos misteriosos visitantes, quienes se presentan como soldados del futuro. Ellos han viajado treinta años hacia el pasado con la misión de reclutar a cientos de personas para viajar al futuro y luchar contra una amenaza extraterrestre la cual, si no es detenida, acabará con toda la humanidad.
¿Adivinen qué? Dan es reclutado y en él (y en su hija) se encuentra la clave para salvar a los seres humanos de su destino fatal. El guionista Zach Dean (Deadfall, 24 Hours To Live) se roba descaradamente la trama de Starship Troopers (quitando el cinismo y la denuncia a la crueldad humana que hizo de la película de Verhoeven toda una joya de la ciencia ficción), y la mezcla con elementos de Día de la independencia (esa exitosa cinta patriotera que asocia a los malvados extraterrestres con la “amenaza” del medio oriente) y de Un lugar en silencio (una cinta mucho más acertada y contundente que esta).
Pese a lo predecible de la cinta (en los primeros cinco minutos ya sabemos que va a pasar), a los efectos especiales que no cumplen con los estándares de hoy (los extraterrestres parecen extraídos de las películas noventeras mencionadas anteriormente), a los graves problemas de lógica (esos viajes temporales no es que tengan mucho sentido) y a una falta total de sentido ecológico (aunque los extraterrestres son crueles, sanguinarios y nos quieren comer, torturar y matar a una hembra embarazada no se siente muy noble que digamos), hay que reconocer que la cinta cumple con su misión de entretener y emocionar al espectador.
Pero La guerra del mañana está a años luz de Interestelar (aunque tiene una relación padre e hija que trasciende el tiempo) y mucho más de La llegada (aquí la idea no es establecer contacto, sino exterminar al alienígena o ser exterminado). Aunque se intenta enfatizar en las bondades del pensamiento científico, lo cierto es que esta película de ciencia ficción, de ciencia tiene muy poco.
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