Prepárese para una experiencia desgarradora, en una cinta protagonizada por tres niñas mexicanas que deben ocultar su femineidad para no terminar siendo parte de las desaparecidas.
Director: Tatiana Huezo
Mayra Batalla, Ana Cristina Ordóñez González, Marya Membreño
Tatiana Huezo, la documentalista salvadoreña radicada en México (La tempestad, El lugar más pequeño), adapta libremente para su primer largometraje argumental, la novela del 2014 Prayers For the Stolen, de la escritora estadounidense y de ascendencia mexicana Jennifer Clement.
La protagonista de Noche de fuego es Ana (interpretada por Ana Cristina Ordóñez González y Marya Membreño), una niña que vive con su madre Rita (Mayra Batalla) en un pueblo mexicano en el que la mayoría de sus habitantes trabajan en los cultivos de amapola, por órdenes del cartel. El padre de Ana se encuentra en Estados Unidos y, supuestamente, está trabajando para apoyar a su familia. Pero lo cierto es que Ana y Rita deben sobrevivir por su cuenta.
Las dos mejores amigas de Ana son María (Blanca Itzel Pérez de niña y Giselle Barrera Sánchez, de adolescente) y Paula (encarnada por Camila Gaal y Alejandra Camacho). Las tres chicas se divierten intentando leer la mente de cada una y entonando un canto al unísono. Las madres de Ana y Paula les han cortado su cabello bajo el pretexto de un contagio de piojos. Pero lo cierto es que la verdadera razón es muy diferente. Las amigas reclaman que, a María, una niña con labio leporino, no le han cortado el cabello.
Lo cierto es que las madres de estas niñas quieren ocultar su femineidad, porque en el lugar donde viven ser mujer es algo muy peligroso. Los delincuentes que dominan el pueblo tienen la costumbre de raptar a las jóvenes para violarlas, asesinarlas o convertirlas en parte del tráfico sexual, como sucedió con Juana, otra amiga del trío de niñas. Es por ello que, cuando a Ana le llega su menarquia, la reacción de Rita es más de terror que de apoyo o alegría. Y cuando una brigada de médicos le corrige a María su labio leporino, su cabello es inmediatamente cortado por órdenes de su madre.
El espectador sentirá el mismo terror y la angustia de las madres de estas niñas, cuando las vean nadar solas en el río o caminar juntas en la noche por las veredas solitarias. Las interpretaciones y el carisma proyectado por las tres niñas y las tres adolescentes que encarnan a Ana, María y Paula, hacen que nuestra preocupación por ellas sea aún mayor. Es por eso que, los hechos ocurridos en el último acto, nos destrozarán el corazón de una forma irremediable.
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