Una comedia de corte psicoanalítico acerca de una doctora en filosofía que vive con sus padres y que siente envidia de su hermano, quien se ha enamorado de su doctora.
Director: Monia Chokri
Anne-Élisabeth Bossé, Patrick Hivon, Evelyne Brochu
La ópera prima como directora de la actriz canadiense Monia Chokri se centra en la vida de Sophia (la estupenda Anne Élisabeth Bossé), una mujer que acaba de graduarse como doctora en filosofía política, pero que no sabe cómo continuar con su vida. Debido a la enorme deuda que tiene por sus estudios y a que prácticamente no tiene un trabajo, Sophia vive en el apartamento de su hermano Karim (Patrick Hivon), un psicólogo mujeriego que le permite comportarse como una adolescente irresponsable.
Las cosas cambian cuando Sophia queda embarazada y su hermano la acompaña a una clínica de abortos. La doctora encargada del caso es Éloïse (Evelyne Brochu), una mujer con la que Karim tuvo una relación fugaz y con la que ahora inicia una relación más seria. Eso implica que Sophia deba dejar el apartamento de su hermano para volver a vivir con sus padres Lucie (Micheline Bernard) y Hichem (Sasson Gabai).
Los padres de Sophia y Karim hace mucho tiempo que se divorciaron, pero viven felices. Karim ha encontrado en Éloïse la mujer que lo ha llevado a pensar en sentar cabeza. Pero Sophia sigue quejándose del sistema y de las injusticias de la vida (algo que también hace su padre), mientras vive cómodamente protegida por su familia. Éloïse, quien no puede obviar los celos y la rabia de su cuñada, organiza una cita a ciegas y le presenta a Jasmin (Mani Soleymanlou), un ginecobstetra que ama los niños, las camisas de colores y los acertijos, en lo que termina siendo un hilarante y desastroso ejemplo de incompatibilidad.
Aunque Chokri ha trabajado con Xavier Dolan (al igual que Bruchu), lo cierto es que La mujer de mi hermano le debe más a las primeras películas de Godard o de Rohmer (generado, en gran parte, por el trabajo del director de fotografía Josée Deshaies) que al patetismo y el melodrama descarnado de las obras del director canadiense.
Hay muchos momentos realmente graciosos en esta cinta, la cual no intenta ser un trabajo solemne, pese a su sesgo psicoanalítico. Eso no le resta su poder para conmover y para que nos sintamos incómodamente identificados con los personajes. Freud decía que las personas le tenemos miedo a la libertad por la responsabilidad que esta implica. En La mujer de mi hermano vamos a acompañar a una mujer que poco a poco va a aprender a vivir por sí misma y no a costa de los demás, dejando de culpar a los otros por sus desdichas y equivocaciones. Ese es el precio de la adultez.
P.D. En la escena final, a excepción de los protagonistas, todas las parejas que se encuentran en los botes son interpretadas por hermanos en la vida real.
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