El debut cinematográfico del músico belga Hendrik Willemys, intenta fusionar elementos de Vox Lux y Nymphomaniac, sin mucho éxito.
Director: Hendrik Willemyns
Natsuko Kobayashi, Kazuhiko Kanayama, Akaji Maro
Se presenta de manera simultánea en salas de cine y por la plataforma de streaming de Amazon El canto de los pájaros, el debut como director del músico belga Hendrik Willemys (miembro de la agrupación Arsenal), filmada en Tokio y con un elenco conformado en su totalidad por actores japoneses.
Daniel Levitin y Robert Zatorre, dos de los principales neurocientíficos expertos en el tema, afirman que la música es uno de los estímulos que causan más placer en la vida, ya que al escuchar música se libera dopamina en el cerebro (uno de los neurotransmisores asociados con la gratificación), del mismo modo como lo hacen la comida, el sexo y las sustancias psicoactivas.
Asimismo, las investigaciones sobre el fenómeno perceptivo denominado sinestesia (visualizar un color cuando se escucha un sonido), plantean que muchos sinestésicos poseen una gran sensibilidad musical y se deleitan escuchando música, visualizando colores. Kandinski y Disney afirmaban escuchar los colores, y de ahí que sus obras visuales estén asociadas de manera intrínseca con la música.
Al parecer, esta es la clave para aproximarse a la obra de Willemys, la cual está inspirada en su libro colectivo de poemas e ilustraciones “Habitación de criaturas imaginarias” y que también cuenta con su música. En ella, una joven llamada Asuka (Natsuko Kobayashi), un nombre que hace referencia a las gaviotas, trabaja como aseadora en las noches en un edificio donde están las oficinas de producción de Mysong, un famoso programa de televisión musical (similar a American Idol o The Voice). La mujer, quien vive con su pequeña hija Fumika (Sara Yamashiro), su pareja Jin (Shinji Matsubayashi), el humilde empleado de una tienda, y su suegra.
La aspirante a estrella termina presentándose en el programa, pero Akira Shiratori (Akaji Maro), el productor del programa, la acusa de plagio. Supuestamente, ella interpretó un tema musical que está grabado en un CD que le dejó Ryo Omoto (Kazuhiko Kanayama), un talentoso músico y antiguo presentador del programa, el cual murió en misteriosas circunstancias. Asuka se defiende afirmando que el supuesto autor del tema fue su maestro y que este le robó su canción. Esto nos lleva a un largo flashback, donde Asuka nos cuenta su historia.
Asuka cuenta que Mari Marakami (Nao Osada), una descubridora de talentos, se le acercó para invitarla a participar en el programa musical, pero le recomendó a Ryo para que fuera su menor. Ryo, quien también fue el profesor de Megui (Rina Sakuragi), la sobrina de Akira, al principio ve a Asuka como una artista vacía, pero luego percibe su talento cuando, al igual que él, su música genera unas extrañas y peculiares visiones de nieve, animales y colores.
Como la tarifa de Ryo es demasiado alta para una mujer que trabaja como aseadora, Asuka termina involucrada en una especie de red de prostitución clandestina paralela, que se oculta tras la página de internet de Mysong. Es así que la mujer debe someterse a un grupo de clientes pervertidos (que incluyen al compañero de trabajo de Jin) para poder cumplir su sueño.
Willemys intenta hacer una película alegórica que nos habla sobre la explotación al interior de la industria musical y toma elementos de cintas como Vox Lux (la excelente cinta protagonizada por Natalie Portman) y Nymphomaniac (la controversial cinta de Lars Von Trier en la que Joe, el personaje interpretado por Charlotte Gainsbourgh, le cuenta a un hombre maduro sus correrías sexuales. Sin embargo, El canto de los pájaros no posee la elegancia o el impacto de ninguna de las dos y termina convirtiéndose en un suplicio de hora y media de duración que se siente eterno. Ninguna de las interesantes ideas llega a desarrollarse y el resultado es una insoportable maraña psicodélica y psicosexual, adornada con una hermosa banda sonora que no llega a salvar la historia de Asuka de la perdición.
Dejar una contestacion