Una de las primeras obras maestras de Alfred Hitchcock, es una cinta ingeniosa, entretenida y llena de misterios.
Director: Alfred Hitchcock
Margaret Lockwood, Michael Redgrave, Paul Lukas, May Whitty, Basil Radford, Naunton Wayne
Durante un viaje en tren, una anciana desaparece misteriosamente y solo una persona a bordo está consciente de lo sucedido. Esta es la premisa que Alfred Hitchcock tomó del relato The Wheel Spins, de Ethel Lina White, para convertirlo en una emocionante y muy divertida historia de espionaje y misterio.
La anciana que desaparece es, supuestamente, una institutriz de apellido Froy (May Whitty), y la persona que reconoce su ausencia en el tren es Iris Henderson (Margaret Lockwood), una joven que se dirige a Londres para contraer matrimonio. Nadie a bordo del tren parece haber visto a la anciana, salvo Charters y Caldicott (Basil Radford y Naunton Wayne) un par de amigos y amantes del cricket, que mienten sobre la existencia de la señora Froy para no demorar el tren y poder llegar a tiempo para ver un partido, así como los «Todhunter», una pareja que se oculta de todos por miedo a que descubran su relación adúltera.
Menos mal que Iris recibe apoyo de Gilbert (Michael Redgrave), un estudioso de la música con quien ella ya había tenido un desastroso encuentro, pero quien se convertirá en su aliado para descubrir el misterio detrás de la enigmática desaparición de la señora Froy.
En su libro El cine según Hitchcock, François Truffaut le confiesa al director británico que cada vez que volvía a ver The Lady Vanishes para estudiar su técnica, terminaba olvidándose de ella, envuelto una y otra vez por la fascinación del emocionante relato. Y es que Hitchcock, no deja descansar al espectador ofreciendo un maravilloso sentido del humor, seguido de situaciones misteriosas y un grupo variopinto de personajes interesantes.
La estructura narrativa de esta cinta, ha sido copiada por numerosas comedias románticas posteriores y por muchas más cintas de misterio. Los personajes de Charters y Caldicott (creados por los guionistas Sidney Gilliat y Frank Lauder), se volverían en unos populares personajes multimediáticos (aparecerían en teatro, radio, televisión y en otras películas como Last Train To Munich de Carol Reed), y la química entre la bellísima Lockwood y Redgrave (un galán con cara de pícaro), es mágica y contundente.
Con esta cinta, Hitchcock afianzó un estilo y se casó con un género que lo convertiría en uno de los directores más importantes de todos los tiempos.
Dejar una contestacion