Director: Alex Cox
Gary Oldman, Chloe Webb, David Hayman
Simon John Ritchie, conocido como Sid Vicious, fue el bajista de los Sex Pistols, la banda más importante de la música Punk. Durante su breve participación con la agrupación, Vicious conocería a la groupie norteamericana Nancy Spungen, quien se convertiría en su novia y agente.
Sin embargo, ambos entrarían en una relación tóxica llena de violencia, celos y adicción a la heroína, la morfina y los barbitúricos, que terminaría con el asesinato de Spungen, quien apareció en el Hotel Chelsea con una puñalada en el abdomen. Vicious fue acusado del asesinato de su novia, pero este moriría de una sobredosis de heroína poco tiempo después.
Alex Cox, auténtico outsider del cine británico y autor de la delirante Repo Man, es el encargado de llevar este amour fou al cine. Y el actor con la tarea de encarnar a Vicious es Gary Oldman, quien con este papel se convierte en toda una superestrella. Su magnífica interpretación rebosa de locura, energía, tristeza, confusión y dolor.
Su contraparte no se queda atrás: Chloe Webb (quien obtuvo el papel al que audicionó Courtney Love), se roba nuestra atención como la ciclotímica Spungen, quien pasa de acordar un pacto suicida con su novio a compartir una pizza.
Puede que John Lydon, el cantante de los Sex Pistols haya llamado a esta película una «mera fantasía» o la versión «Peter Pan» de la vida de su compañero. Lo cierto es que este biopic goza de una gran dirección, unas estupendas actuaciones, un guion complejo y meticuloso, así como de una fotografía sublime a cargo de Roger Deakins. En Sid & Nancy, el problema de la verosimilitud queda en un segundo plano. Esta fantasía (o más bien pesadilla) sobre el mundo del Rock es simplemente maravillosa.
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