Un exquisito ejercicio formal protagonizado por un hombre que ha estado encerrado por quince años y que luego de ser liberado, tiene cinco días para cumplir su venganza.
Dirección: Park Chan-Wook
Min-sik Choi, Yu Ji-tae Yu, Hye-Jeong Kang
En 1996, la revista Futabasha Weekly Manga Action publicó 79 capítulos de la serie conocida como Old Boy. Escrito por Garon Tsuchiya e ilustrado por Nobuaki Minegishi, el manga nos cuenta sobre un hombre llamado Shinichi Gotō, el cual es secuestrado durante diez años y confinado en una prisión privada de la mafia japonesa para luego ser liberado sin ninguna explicación. Gotō intentará descubrir por qué lo encarcelaron por una década y buscará a sus captores para cobrar una cruel venganza.
El director surcoreano Park Chan-Wook decidió, en 2002, realizar una “trilogía de la venganza”, realizando tres películas no conectadas narrativamente, pero que giran en torno a la venganza, la violencia y la salvación. La primera fue Sympathy For Mr. Vengeance, sobre un hombre sordo que secuestra a una niña para pagar un trasplante de riñón para su hermana. La niña muere por accidente y el padre cobra venganza.
La segunda es precisamente la adaptación cinematográfica en acción real y libre del manga de Tsuchiya y Minegishi. El resultado es una estremecedora historia de venganza cargada de sexo, violencia, escatología, psicoanálisis y una conexión muy fuerte con la tragedia griega.
Como hay muchos que no la han visto, es mejor no revelar mucho. El actor Min-Sik Choi es grandioso como Dae-Su Oh, un hombre agreste y sinvergüenza (con una apariencia muy similar a la de Charles Bronson de Vengador anónimo), que termina siendo encarcelado en un cuarto de hotel con un televisor ubicado en el piso 7½ (un simpático guiño a Being John Malkovich). En las noticias se dice que él ha sido acusado de asesinar a su esposa. Quince años más tarde, Dae-Su se libera y, al igual que Gotō, el protagonista del Manga intentará descubrir por qué lo secuestraron y cobrará una venganza brutal a sus captores.
La cinta de Park Chan-Wook, inspirada también en El conde de Montecristo de Alexandre Dumas, posee unas escenas no aptas para personas sensibles. Lo primero que hace Dae-Su al salir de su prisión es ir a un bar de Sushi y devorarse un calamar vivo (cuatro animales vivos fueron tragados por el actor para la escena). ¡Y no me hagan hablar de la escena del martillo y los dientes!
Hye-Jeong Kang encarna a Mi-Do, la mesera del bar de Sushi que lleva al ex secuestrado a su hogar. Ahí Dae-Su tiene sexo salvaje con la joven, con la misma líbido con la que se engulló al calamar. Luego aparece el secuestrador misterioso (Ji-Tae Yu), que le da cinco días a Dae-Su para que descubra su identidad y es ahí donde se incluyen unas secuencias de acción magistrales, unos ballets de sangre (¡ese martillo!) que nos permiten ver de dónde Chad Stahelski sacó mucho de su arsenal para John Wick (por cierto, Min-Sik Choi hizo todas sus escenas sin dobles). Los secretos, revelados al final, harían sonrojar a Sófocles.
Así como al hombre blanco le encanta estereotipar a la cultura negra (violencia, gansterismo y Hip Hop), los occidentales tendemos a estereotipar el cine oriental como filosófico, profundo y contemplativo. No se equivoquen. Oldboy es un exquisito ejercicio formal tan profundo como la mencionada John Wick y eso no tiene nada de malo. Estamos hablando de un clásico del cine de acción. No escuche a todos esos charlatanes que hablan de capas de significado. Están sobreinterpretando.
La trilogía de Park Chan-Wook culminó con Sympathy For Lady Vengeance, que cuenta la historia de Lee-Geum Ja, una mujer que después de pasar trece años y medio en la cárcel, decide vengarse del verdadero autor del crimen por el que fue hecha prisionera. Las tres cintas son estupendas, pero Oldboy es la mejor de las tres.
El gran Spike Lee intentó hacer un remake en 2013 con Josh Brolin como protagonista. El resultado fue decepcionante. No se deje engañar por falsas imitaciones. Aproveche que Oldboy ha vuelto a las salas de cine para verla como debe ser. Esta es una experiencia cinematográfica oscura, cínica y brutal que lo dejará sin aliento.
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