Director: Jonathan Dayton, Valerie Faris
Emma Stone, Steve Carell, Andrea Riseborough, Sarah Silverman, Bill Pullman, Alan Cumming, Elisabeth Shue, Fred Armisen
Jonathan Dayton y Valerie Harris, los directores de las maravillosas Little Miss Sunshine y Ruby Sparks, nos entregan una comedia basada en hechos reales, que se centra en el partido de tenis que se jugó en 1973 entre las estrellas del deporte Billie Jean King (Emma Stone) y Bobby Riggs (Steve Carell), para hablarnos de ese machismo tóxico que todavía sigue respirándose en nuestra sociedad actual.
Billie Jean King se encontraba en el mejor momento de su carrera y se había convertido en la campeona mundial de tenis, pero reclamaba una igualdad salarial con relación a sus contrapartes femeninas. Su esposo Larry (Austin Stowell) y su social Gladys Heldman (Sarah Silverman), se unieron a su causa. Asimismo, King se enfrentaba a una crisis en cuanto a su orientación sexual, que la llevó a sentirse fuertemente atraída por su peluquera Marilyn Barnett (Andrea Riseborough). Si el público llegara a descubrir su romance lésbico, eso podría llevar a la pérdida de patrocinadores y al final de su carrera.
Por su parte, Bobby Riggs era un tenista conocido por sus bromas y actitud irreverente que había cumplido cincuenta y cinco años de edad, pero que había logrado obtener la victoria en el torneo de Wimbledon por tres veces consecutivas. Sin embargo, su adicción al juego lo llenó de deudas y de recriminaciones por parte de su esposa Priscilla (Elisabeth Shue). Es por esta razón que reta a Billie Jean King al torneo en cuestión, como una estrategia para impulsar su carrera y volver a ser un personaje relevante en el mundo del deporte blanco.
El reto hace que afloren las actitudes machistas de muchos, entre los cuales se incluyen al presidente de la Asociación de Tenis (Bill Pullman); a jugadoras como Chris Evert (quien aquí se muestra en una entrevista real, afirmando que la victoria seguramente va para Riggs, debido a que «los hombres son más fuertes que las mujeres»); e inclusive legendarios comentaristas deportivos como Howard Cosell.
Más de noventa millones de personas presenciaron en 1973 el partido denominado por la presa como La batalla de los sexos. Sin embargo, es mejor no contar aquí quien gana, para que el público más joven no sea víctima de los spoilers. Pero lo que importa en esta cinta no es quien gana o pierde. Gracias a unas excelentes actuaciones de todo su elenco (especialmente de sus protagonistas), y al humor inteligente de Dayton y Faris, esta comedia logra poner el dedo en la llaga.
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