Una cinta vacía sobre el vacío existencial.
Director: William Vega
Heraldo Romero, Salomón Gómez, Diana Pérez
El caleño William Vega (La sirga) nos presenta su último trabajo titulado Sal. Esta cinta está protagonizada por Heraldo Romero, quien aquí interpreta a Heraldo, un motociclista que sufre un aparatoso accidente en un lugar desértico y quien es rescatado por una pareja de buenos samaritanos conformada por Salomón y Diana (encarnados por los actores Salomón Gómez y Diana Pérez).
La pareja alimenta a Heraldo con cactus y conejo asado y cura sus heridas con agua y sal (de ahí el título de la cinta), a la vez que lo ayudan a reparar su moto para que pueda seguir su camino. Heraldo había abandonado su trabajo como domiciliario en un restaurante de comida china para ir en busca de un padre idealizado (y asesinado) que lo abandonó cuando era niño, dejándole como único recuerdo la moto.
Eso es Sal. Una película con un buen trabajo de fotografía a cargo de Marcela Gómez (La Tierra y la Sombra) e inspirada en la vida del actor Heraldo Romero (cuyo padre ya fallecido fue encarcelado y torturado en los años ochenta), y en la relación del director con su propio padre.
Pero el problema con Sal está en la ausencia de una historia que tan solo se bosqueja y en la enorme falta de potencia de sus actores. En la cinta de Vega prácticamente no se cuenta nada que llegue a captar la atención del espectador y si existen simbolismos, estos están vacíos de contenido. La experiencia de ver Sal es similar a la de un caracol que recibe una cucharadita de sal: todo un viacrucis lento y doloroso.