La película húngara más taquillera de los últimos años, deja de lado a un legendario caballo de carreras, para centrarse en una historia plagada de lugares comunes.
Dirección: Gábor Herendi
Ervin Nagy, Andrea Petrik, Tibor Gáspár
Magnífico tesoro, la película basada en Kincsem, un legendario caballo de carreras, se convirtió en la cinta más costosa en la historia del cine de Hungría y la película más taquillera para el mismo país en más de una década.
A diferencia de otras películas sobre caballos campeones, como las excelentes Seabiscuit o Secretariat, esta cinta pone la historia del caballo en un segundo lugar. Vale la pena decir que Kincsem fue un caballo pura sangre más exitoso en la historia de la equitación. Este hijo de un semental de la Reina Victoria ganó 54 carreras antes de su retiro en 1879, y fue el favorito de emperador austriaco Franz Josef.
La cinta del director Gábor Herendi se enfoca en la historia del su dueño Ernõ Blaskovich (Ervin Hagy), la cual está plagada de elementos de ficción con fines dramáticos. Aquí, Blaskovich es un hombre cuyo padre, el criador de caballos Sandor Blaskovich (Zoltan Ratoti), es ejecutado por su antiguo compañero de armas Otto von Oettingen (Tibor Gaspar), ante la presencia de su hijo pequeño. Von Oettingen se queda con las propiedades de Blaskovich y exilia a su hijo, quien crece para convertirse en un jugador y mujeriego empedernido, sin un centavo a su nombre. Por cuestiones del destino, Ernõ termina enamorándose de Klara (Andrea Petrik), la hija del asesino de su padre, quien le regala al caballo Kincsem, quien es muy salvaje para montar y muy débil para competir.
En el momento más interesante y hermoso de la película, Ernõ descubre que Kincsem se calma cuando está en la cercanía de un gato y lo utiliza como medio para hacerlo obedecer. Pero todas las anécdotas realmente interesantes sobre el caballo se diluyen en una historia arquetípica de venganza, triunfos, derrotas y amores imposibles que desperdician los aspectos verdaderamente valiosos de la historia de Kincsem.
A eso se le suma un vestuario anacrónico y de estética retrofuturista, que está más cerca de una película de Baz Luhrmann que de la realidad de la Hungría de la segunda mitad del siglo XIX y una estructura de telenovela que abarata la cinta. Sin embargo, como entretenimiento efímero e insustancial, Magnífico Tesoro cumple con su cometido.
