El primer largometraje del director Ari Aster, es un trabajo altamente perturbador y visceral que merece un lugar en el panteón de los clásicos del terror.
Dirección: Ari Aster
Toni Colette, Gabriel Byrne, Alex Wolff, Milly Shapiro
La ópera prima del director Ari Aster es una perturbadora cinta de terror que bien puede ubicarse en los mismos pedestales de las obras maestras del género como The Exorcist, The Omen, Rosemary’s Baby, The Shining, The Wicker Man o la más reciente The Witch. Así de buena es.
Con un gran sentido de lo visual (cortesía del fotógrafo Pawel Pogorzelski), un ritmo pausado y en un crescendo que permite que las revelaciones y las situaciones impactantes cobren poder y sentido, y con un estupendo guion (escrito por el mismo Aster), que no tiene que recurrir a sobresaltos y a gritos para inyectar grandes dosis de miedo en nuestros corazones, Hereditary (título que hace referencia a la herencia familiar pero también a la herencia cinematográfica que asume Aster), es una obra inquietante, de una gran fuerza narrativa y con un armonioso equilibrio entre el horror psicológico y el terror visceral.
Cuenta la historia de la familia Graham, la cual se enfrenta a la muerte de Ellen, uno de sus miembros. Ellen era la madre de Annie, una artista que produce escenarios en miniatura que le permiten exorcizar sus demonios internos. Ellen era también la abuela de Charlie, una niña con discapacidades sociales y cognitivas que dibuja de manera compulsiva para calmar su angustia y quien realiza unas enfermizas «esculturas» con material orgánico e inorgánico. Peter, el hermano mayor de Charlie, es un adolescente que se siente desplazado y que recurre a la marihuana para calmar su dolor. Y Steve, el esposo de Annie y padre de Charlie y Peter, es un hombre contenido y retraído que se guarda para sí toda su rabia y frustración.
Esta familia disfuncional que pretende no serlo, se enfrentará a una nueva tragedia (algo que aquí no se va a revelar, pero que dejará al espectador horrorizado). Dicha tragedia pondrá a la familia a prueba y, al mismo tiempo, hará sospechar a Annie de que posiblemente lo que le sucede a su familia es obra de fuerzas ocultas que no puede controlar, como si los Graham fueran los muñecos en miniatura que ella misma controla.
Toni Collette realiza una soberbia interpretación como Annie, la madre con un registro de traumas sucesivos a lo largo de su vida; y Alex Wolff (Jumanji: Welcome to the Jungle) logra un impresionante retrato de un adolescente aislado y abrumado por la culpa; pero es la joven Milly Shapiro, quien, encarnando a la misteriosa Charlie, logra construir un personaje del cual se hablará por años y que ya pasa a ser parte destacada de la galería de personajes inolvidables dentro del cine de terror.
Hace muy poco, el director Yorgos Lanthimos sacudió los corazones de los espectadores con la perturbadora The Killing of a Sacred Deer, una historia con bases de tragedia griega. Luego, el actor y director John Krasinski demostró el poder aterrador del silencio con la soberbia A Quiet Place. Ahora, el joven Ari Aster nos entrega una cinta que le rinde homenaje a Polanski, Kubrick, Friedkin y Donner, pero que, al mismo tiempo, respira mucha elegancia e inteligencia y penetra como una aguja hipodérmica de una manera lenta y dolorosa en la mente del espectador, para luego golpear con toda la fuerza necesaria para dejarlo lastimado, turbado y aturdido. Sean testigos de todo un nuevo clásico del terror.