The Lodgers (Los inquilinos) (2018)

El director irlandés Brian O’Malley se arriesga a contarnos una historia gótica con influencias literarias, en una época en la que el cine de terror se apoya en el efectismo y en las fórmulas probadas.

Dirección: Brian O’Malley
Charlotte Vega, David Bradley, Eugene Simon

Antes de que la literatura de horror se conociera con ese nombre, existían las novelas góticas, nacidas en la segunda mitad del siglo XVIII. Entre estas novelas se destacan El castillo de Otranto de Horace Walpole, Vathek de William Beckford, Los misterios de Udolpho de Ann Radcliffe y El monje de Matthew Lewis, entre otras. Gracias a estas obras, los lectores pudieron conocer a personajes femeninos fuertes que se enfrentaban a fuerzas sobrenaturales y a maldiciones en el interior de castillos y mansiones lúgubres y tenebrosas.

La tradición gótica evolucionó en el siglo XIX para convertirse en la novela de horror, fundada en obras como Drácula de Bram Stoker, Frankenstein de Mary Shelley, El misterioso caso del Dr. Jeckyll y el Sr. Hyde de Robert Louis Stevenson, El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, sin dejar de lado, eso sí, a los cuentos de Edgar Allan Poe.

La película Los inquilinos, dirigida por Brian O’Malley, recurre a los elementos de la novela gótica y de las primeras novelas de terror, como ya lo había hecho con Let Us Pray, su ópera prima. Es por eso que el espectador con un escaso hábito literario, se va a extrañar de encontrar una película, supuestamente de terror, que se interesa más por las atmósferas perturbadoras, por la psicología de los personajes y por los elementos oscuros del alma humana que aquí incluyen la soledad, el acoso y las relaciones prohibidas.

Los inquilinos es una cinta que se acerca más a trabajos como Crimson Peak o The Woman in Black, que a películas como The Conjuring o It. Su historia se desarrolla en la Irlanda de comienzos de los años 20 en la que Sean (Eugene Simon), un joven soldado minusválido que regresa a su casa luego de vivir los horrores de la guerra civil, se encuentra con que la gente de su pueblo lo mira con ojos de odio considerándolo un traidor. Sean se convierte en el objeto de amor (y deseo) para Rachel (Charlotte Vega), una joven virgen que vive en una decrépita mansión junto con su hermano Edward (Bill Milner). Gradualmente se nos revelará que los hermanos son víctimas de una maldición sobrenatural que les impide salir de su casa y que esconde un pasado oscuro y perverso.

Los espectadores acostumbrados a ritmos más acelerados, encontrarán a Los inquilinos casi insoportable de ver. Si a eso se le suma el poco interés que tiene su director por los sustos efectistas y fáciles, la cinta probablemente se encontrará con el rechazo generalizado del público más joven. Pero aquellos que hemos encontrado el goce que implica la literatura gótica y que seguimos fielmente las películas de los estudios Hammer y las adaptaciones de Roger Corman de los relatos de Edgar Allan Poe, encontraremos en Los inquilinos un trabajo elegante y de un gran valor visual. Sin embargo, ante recientes trabajos como The Witch o Hereditary, Los inquilinos termina siendo un intento efímero de expandir los confines de un género muy maltratado y tan lleno de trabajos mediocres como lo es el horror.

Sobre André Didyme-Dôme 1646 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.