La adaptación cinematográfica del libro de Alexandra Bracken, sigue al pie de la regla la estructura de las sagas juveniles y el resultado es un producto tedioso, vacío y sin alma.
Dirección: Jennifer Yuh Nelson
Amandla Stenberg, Harris Dickinson, Mandy Moore
Llega a las pantallas Mentes Peligrosas, una mezcla indigesta entre Divergente, Maze Runner y los X-Men, basada en la saga juvenil escrita por Alexandra Bracken (desde el 2012 se han publicado ya 6 libros) y a cargo de Jennifer Yuh Nelson (la directora de las dos últimas entregas de Kung Fu Panda).
La deshilvanada historia trata sobre una extraña “enfermedad” llamada IAAN, la cual hace que los niños y adolescentes de la tierra comiencen a morir, mientras que los pocos sobrevivientes comienzan a adquirir extraños superpoderes. Los adultos, llenos de temor, clasifican a los jóvenes por grado de peligrosidad y los consignan en una especie de campos de concentración. La protagonista es Ruby Daly (interpretada por Amandla Stenberg, la actriz de Todo todo), una adolescente con un poder tan grande como raro (nivel “naranja”), que escapa de la aniquilación para unirse a un grupo de jóvenes rebeldes multiétnicos (y encontrar el amor en Liam, un chico por poderes telequinésicos).
La película Héroes de Paul McGuigan y protagonizada por Chris Evans (antes de convertirse en el Capitán América) ya había contado algo similar sin mucho éxito. Y, obviamente, los Hombres X han sido tremendamente efectivos en utilizar el concepto de “mutante” como una metáfora que permite hablar al público juvenil sobre la discriminación y el rechazo sin llegar a sermonear.
Mentes peligrosas es una cinta llena de lugares comunes, que sigue al pie de la letra la estructura de las sagas juveniles (futuros totalitarios, adultos contra adolescentes, joven elegida para salvar al mundo, triángulo amoroso, etc.). Eso la hace totalmente previsible y sumamente tediosa. Pero lo peor de todo radica en que esta película carece de alma: es un producto vacío pensado para apelar a un tipo de público en particular y que carece de mérito artístico. Al final, la película queda en suspenso para darle paso a una secuela. Esperemos que sufra el mismo fatídico destino de Divergente o La quinta ola.