The First Purge (12 horas para sobrevivir: el inicio) (2018)

La precuela de esta saga apocalíptica, mezcla de una manera efectiva el terror y la acción, y además logra hacer un comentario social pertinente.

Dirección: Gerard McMurray
Y’lan Noel, Lex Scott Davies, Joivan Wade, Marisa Tomei

La cuarta entrega de la saga 12 horas para sobrevivir (cuya traducción literal del título original en inglés, La purga, es un título mucho más contundente), es una buena cinta de terror clase “B” con un trasfondo político muy oportuno para estos tiempos turbulentos.

Esta película, dirigida por Gerard McMurray (Burning Sands) y escrita por James DeMonaco, el creador de la franquicia y director de los tres capítulos anteriores, es una precuela que nos muestra cómo Los Nuevos Padres Fundadores (NPF), el partido político que surge como una oscura alternativa frente a los tradicionales partidos Demócrata y Republicano de los Estados Unidos de América, decide poner a prueba un experimento psicológico en Staten Island en el que, por 12 horas continuas, cualquier delito cometido por sus habitantes no será considerado ilegal y, por lo tanto, no conllevará ningún castigo.

El experimento es propuesto por la Doctora Updale (Marisa Tomei) y es apoyado por el NPF, que ya tiene a uno de sus miembros en la presidencia. El interés político va más allá de observar como una supuesta catarsis va a bajar los altos índices de violencia: la agenda oculta busca bajar los índices de población a como dé lugar, enfocándose en los estratos bajos. Y aquí es donde está lo interesante de esta saga. Así como George A. Romero utilizó a sus zombies para denunciar el racismo, el clasismo y el consumismo de la Norteamérica de finales del siglo XX, James DeMonaco utiliza su “purga” para hacer unos agudos comentarios sobre la Norteamérica racista y xenófoba de comienzos del siglo XXI.

Cuando una cinta de terror es cruda, sucia y violenta, pero maneja un comentario social, se vuelve tremendamente efectiva. Tal vez es por esto que 12 horas para sobrevivir: el inicio, nos recuerda al cine de John Carpenter, aunque si comparamos a esta cinta con trabajos del director como Asalto a la comisaría del Distrito 13, es realmente tímida (aquí la niña sobrevive ilesa, mientras que en la cinta de Carpenter es asesinada a sangre fría mientras come un helado).

Los protagonistas de este “capítulo cero” son el narcotraficante Dmitri (Y’lan Noel encarnando una amalgama entre “Snake” Plissken de Escape de Nueva York, Priest de Superfly y John McClane de Duro de Matar); su ex novia y activista social Nya (Lex Scott Davis); Isaiah, el ingenuo e impulsivo hermano menor de Nya (Joivan Wade); la ruda, pero a la vez graciosa vecina Dolores (Mugga); Luisa la abnegada madre soltera latina (Luna Lauren Vélez) y su inocente hija adolescente Selina (Kristen Solis) y un aterrador psicópata drogadicto apodado “skeletor”, que odia a todo el mundo (un excelente Rotimi Paul).

La primera película fue una interesante versión postapocalíptica de Funny Games (la obra maestra del horror de Michael Haneke); la segunda parte, subtitulada Anarquía, así como la tercera (El año de la elección) se centraron en la lucha de un antihéroe solitario contra pandillas y psicópatas disfrazados al mejor estilo de la banda Slipknot. El inicio es quizás, una de las mejores entregas de la saga, gracias a que gira en torno a la clase marginal de la sociedad estadounidense y a que logra hacer un comentario directo y sin concesiones sobre la descomposición social actual, que nos explota en la cara mientras buscamos ser entretenidos. Como lo plantea el rapero Kendrick Lamar en Alright, la pieza musical que se escucha al final de la cinta: “si Dios nos tiene en cuenta, luego vamos a estar bien”. El problema radica en que Dios ya no cree en nosotros.

Sobre André Didyme-Dôme 1649 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.