Un excelente punto de partida para iniciarse en el fascinante y mágico mundo de la ópera.
Dirección: Barbara Willis Sweete
Paolo Carignani, Renée Fleming, Nina Stemme, Anita Hartig
Para muchos, la ópera es considerada como algo snob y aburrido, una especie de “arte obsoleto” que ya no pertenece a la época actual. El comediante norteamericano Ed Gardner alguna vez dijo: “La ópera es un espectáculo en el que, cuando a un tipo lo apuñalan por la espalda, en vez de sangrar, canta”.
Lo cierto es que, si las personas con prejuicios y predisposiciones a la ópera se dan una oportunidad, encontrarán en ella un espectáculo despampanante, con unas historias inmortales que continúan siendo vigentes, acompañadas de una música angelical (siempre y cuando la ópera vista sea de la mejor calidad).
Si usted es una de esas personas que rehúye a la ópera, la puesta en escena de Turandot, la obra póstuma de Giacomo Puccini (autor de Madame Butterfly, Tosca y La Bohëme) y realizada por la Metropolitan Opera de Nueva York (una de las compañías más prestigiosas), puede ser un excelente punto de partida.
Turandot es una ópera en tres actos que se estrenó por primera vez en la Scala de Milán en 1926 (Puccini muere antes de completar la ópera en 1924, siendo terminada por Franco Alfano dos años después). Para componer este trabajo, su autor se basó en un texto de 1762 escrito por el Conde italiano Carlo Gozzi. Sin embargo, la historia original surge de un fragmento del épico Las siete bellezas, escrito por el poeta persa Nizami en el siglo XII, que buscaba conectar siete relatos con los siete días de la semana, siete colores y siete planetas.
La historia de Turandot (nombre persa que significa “hija de Turán”), aunque en el texto original se desarrolla en Rusia, en la ópera de Puccini se ambienta en la China legendaria, y nos cuenta cómo el Príncipe Calaf se enamora perdidamente de la Princesa Turandot. Para poder pedir su mano, Calaf debe antes resolver tres acertijos, si se equivoca su destino será una muerte violenta.
Lo demás no se debe revelar por la cuestión de los spoilers, pero se puede decir que la producción de este montaje está a cargo del gran Franco Zeffirelli (director de los clásicos del cine Romeo y Julieta y Hermano Sol, Hermana Luna, como también de la miniserie para la televisión Jesús de Nazaret) y cuenta con unos impresionantes escenarios, así como de la participación del afamado director de orquesta Paolo Carignani, así como de los prestigiosos cantantes Marco Berti (tenor que interpreta al Príncipe Calaf), Nina Stemme (soprano que encarna a Turandot) y la joven y bella Anita Hartig (la sorprano rumana que se roba el show como la esclava Liu, la trágica enamorada del Príncipe Calaf).
Uno de los momentos claves de esta ópera es la interpretación de Nessun Dorma (pieza musical que Luciano Pavarotti convirtió en todo un éxito en 1990, llegando a la posición No. 2 en las listas británicas). Berti no llega a la emotividad y a la perfección de Pavarotti, pero termina haciendo un muy buen trabajo de todas formas.
Turandot tiene drama, romance, suspenso, violencia, momentos de comedia (el trío de miembros de la realeza conformado por Ping, Pang y Pong, es adorable), una música bellísima, unos vestuarios preciosos y una escenografía deslumbrante. Con la calidad cuestionable de los últimos blockbusters que se estrenan actualmente en las salas de cine, Turandot puede ser una gran alternativa para quienes acuden a cine en busca de algo diferente.