La conexión entre el despertar sexual femenino y la transformación en animal, vuelve a abordarse en una cinta que poco le aporta a la interesante premisa.
Dirección: Fritz Böhm
Bel Powley, Liv Tyler, Brad Dourif, Collin Kelly-Sordelet, James LeGros
En 1942, Jacques Tourneur, un director dramático francés, reinventado en Hollywood como autor de películas de terror, confeccionó un clásico del género conocido como La marca de la pantera, en el que una mujer víctima de una maldición familiar se convierte en un feroz felino al sentir celos por su pareja. El éxito de esta asociación entre sexualidad femenina y animalidad tuvo tanto éxito, que los directores Günther von Fritsch y Robert Wise realizaron una secuela un año después). En la década de los ochenta, Paul Schrader (el guionista de Taxi Driver) realizaría un remake donde la conexión se hace más explícita y violenta, obteniendo un éxito similar.
Del mismo modo, en cintas como El aullido de Joe Dante y en Cursed de Wes Craven, se intentó conectar la leyenda del hombre lobo con los misterios de la sexualidad femenina, pero los resultados fueron irregulares y definitivamente inferiores a lo logrado con las mujeres pantera.
Ahora llega a las pantallas Criaturas nocturnas, un trabajo a cargo de Fritz Böhm, un productor alemán de dramas, reinventado en Hollywood como director de películas de terror. Aquí se nos cuenta la historia de Anna, una niña que vive sola en el bosque con su supuesto padre (Brad Dourif), un hombre perturbado que la mantiene totalmente aislada del mundo exterior. El intento de suicidio de este, lleva a que la niña sea encontrada y rescatada por una oficial de policía llamada Ellen (Liv Tyler), quien la lleva a vivir a su casa junto con Ray, el hermano menor de ella (Collin Kelly-Sordelet).
Anna ya es toda una adolescente (interpretada por Bel Powley, el talento detrás de la estupenda Diary of a Teenage Girl) y cuando comienza a tener su primera menstruación y a sentirse atraída por Ray, ella descubrirá que la razón por la que su “padre” la tuvo encerrada es porque ella pertenece a una extraña especie de homo ferus conocida como los wildling.
La perturbadora película franco-belga Voraz, logró aterrar hasta la médula a los espectadores y contar, al mismo tiempo, una alegoría sobre el despertar sexual femenino en clave de canibalismo. En Criaturas nocturnas, el intento de alegoría degenera con Anna atacando a sus agresores, en unos momentos poco efectistas que no logran asustar y mucho menos inquietar. Vemos también a Anna convertirse en una Mujer Lobo, asistida por un misterioso hombre del bosque (James LeGros), en unas secuencias que no logran el impacto de cintas como Un hombre lobo americano en Londres o Wolfen. Al final, Anna termina siendo perseguida por un grupo de cazadores que buscan acabar con su vida en unas secuencias de acción torpes y aburridas.
Si no fuera por los actores y por su intención de estar por encima de la mediocridad que abunda en el género de terror, Criaturas nocturnas sería un producto muy poco pasable. Sin embargo, no es una cinta que aporte algo realmente innovador, diferente o interesante.