En una especie de simulacro pseudo-paródico al mejor estilo del programa de televisión Yo me llamo, se intenta emular lo mejor de las películas La vida de Adèle, Llámame por tu nombre, Luz de luna, Antes del amanecer y (500) días con ella, y el resultado es un ejercicio antipático, muy poco original y desastroso.
Dirección: Ruth Caudeli
Alejandra Lara, Silvia Varón, Kristina Lilley, Roberto Cano
En 1995, el director Richard Linklater nos sorprendió con una hermosa cinta llamada Antes del amanecer, con una premisa en apariencia simple: mostrarnos como dos jóvenes llamados Jesse y Céline (interpretados por Ethan Hawkle y Julie Delpy) se conocen en un tren y se dan cuenta, a partir de sus conversaciones, de que están enamorados. Linklater llevó la premisa dos pasos más allá, con dos memorables secuelas llamadas Antes del atardecer y Antes de medianoche, donde nos volvemos a encontrar con Jesse y Céline en dos momentos posteriores de su vida, y donde el recurso del diálogo se utiliza como una eficaz herramienta para que el espectador descubra qué es lo que los une, como también qué es lo que los separa como pareja.
La idea de tratar de encontrar la esencia del amor en lo más simple, también fue trabajada con mucho éxito en 2009 por Marc Webb, autor del clásico de culto (500) días con ella, donde Tom y Summer (Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel), tejen una relación que su director logra confeccionar con suma delicadeza, para luego desbaratarla, transgrediendo los finales felices típicos de las comedias románticas y rompiendo el corazón de los espectadores (especialmente los del género masculino).
La novela gráfica El azul es el color más cálido, acerca del despertar sexual de una chica llamada Adèle (Adèle Exarchopoulos) y su relación de amor, y luego de desamor, con otra chica llamada Emma (Léa Seydoux), fue adaptada en 2013 por Abdellatif Kechiche y el resultado no fue solo la Palma de Oro para la cinta, sino también un precioso pero a la vez melancólico relato, sobre un amor adolescente que termina siendo víctima de la madurez y de las visiones de vida gradualmente opuestas de dos personas que de manera ingenua y apasionada se juraron amor eterno.
Las recientes Luz de luna (ganadora del Oscar a Mejor Película en el 2016) y Llámame por tu nombre (la adaptación de la novela de André Aciman, ganadora del Oscar a Mejor guion en 2017), nos ofrecen dos inolvidables historias de amor. La primera es acerca de tres momentos (niñez, adolescencia y adultez) de Chiron, un hombre afroamericano luchando por sobrevivir en su condición de marginal; y la segunda es un relato cargado de erotismo, acerca de Oliver, un hombre mayor (Armie Hammer) que encuentra el amor en Elio (Timothée Chalamet), el chico adolescente hijo de su amigo y colega.
Todas estas películas (algunas abordando el amor heterosexual, otras el homosexual), tienen en común la enorme sensibilidad de sus creadores, el meticuloso cuidado en construir las relaciones y la especial atención que los guionistas y los actores tuvieron al construir a los personajes. Al carecer de todas estas características, la película ¿Cómo te llamas?, el primer largometraje de la directora Ruth Caudeli, termina convirtiéndose en un patético remedo y en una cinta vacía e insustancial.
¿Cómo te llamas? Intenta contar a partir de elipsis, la historia de dos mujeres llamadas Eva (Silvia Varón) y Candela (Alejandra Lara), las cuales se conocen, se enamoran y luego se separan. Candela es una directora de cine y luego convertida en profesora universitaria (al igual que la Caudeli en la vida real), y Eva es una actriz que participa en la película de Candela y que termina involucrándose sentimentalmente con su directora. Aunque la película intenta mostrarnos las razones de su enamoramiento a partir del diálogo, la pobreza de este, así como la enorme falta de calibre actoral por parte de las protagonistas (junto a ellas Kristina Lilley parece Meryl Streep y Roberto Cano queda como todo un Robert De Niro), hacen que Candela y Eva se perciban como unas personas superficiales, odiosas e inmaduras envueltas en una relación que cualquier terapeuta más o menos consciente, recomendaría terminar enseguida.
Los maravillosos puntos de vista sobre la vida y el amor de Jesse y Céline, el candor y la ingenuidad de Tom y Summer, la pasión desenfrenada y la necesidad de descubrimiento de Adèle y Emma, el empoderamiento gradual de Chiron y el intoxicante juego de seducción entre Oliver y Elio, aquí degeneran en una relación marcada por la celotipia enfermiza, los gritos, los insultos, los reclamos y el mascullar recalcitrante de Eva y Candela, dos mujeres que cobran vida propia y se convierten en seres odiosos, egocéntricos, hedonistas, caprichosos, insoportables y consentidos, que no generan ningún tipo de empatía con los espectadores, sin importar si se es homosexual o heterosexual.
¿Cómo te llamas? busca ser una película romántica profunda y termina siendo todo lo contrario. Sin embargo, este producto pseudo-paródico que no tiene nada que hacer si se le compara con las obras anteriormente referenciadas, bien podría utilizarse en clases de psicología para explicar lo que significa el concepto de “relación tóxica”.