Emboscada Final es la versión opuesta del clásico Bonnie and Clyde de Arthur Penn, que busca degradar a la pareja de jóvenes bandidos. Si la película fuera tan buena como su predecesora, hubiera triunfado en su intento.
Dirección: John Lee Hancock
Kevin Costner, Woody Harrelson, Kathy Bates, John Carroll Lynch
Bonnie and Clyde, el clásico de 1967 dirigido por Arthur Penn y protagonizado por Faye Dunaway y Warren Beatty, fue un retrato glorificado de las andanzas de la pandilla liderada por la pareja de bandidos conformada por Clyde Barrow y Bonnie Parker, quienes en 1934 fueron el terror de la policía y la adoración de todas las personas víctimas de la Gran Depresión, que veían a estos asesinos por naturaleza como una especie de Robin Hood, aunque mucho más brutales y sanguinarios.
John Lee Hancock, el director de cintas como El Álamo, Un sueño posible, El sueño de Walt y Hambre de poder, presenta en Netflix su último trabajo titulado, Emboscada final, donde se pretende degradar a las figuras de Bonnie y Clyde, para mostrarlas como realmente eran: una joven pareja aficionada a robar y a dispararle a sus víctimas en el rostro.
Para ello, recurre a los dos Texas Rangers que fueron sacados de su retiro por la gobernadora Mia “Ma” Ferguson (Kathy Bates), para que acabaran de una vez por todas con el terror de las carreteras sin importar los medios. Estas figuras opuestas a Bonnie y Clyde (aunque quizás no tanto) y que representan el orden y la autoridad frente al desorden y la anarquía, fueron Frank Hamer y Maney Gault, interpretados por el “intocable” Kevin Costner y el “asesino por naturaleza” Woody Harrelson, quienes aquí son los protagonistas de la historia, dejando a los ladrones y asesinos convertidos en meras siluetas.
Se puede pensar en The Highwaymen como la versión conservadora del relato liberal que Arthur Mann nos ofreció en los años sesenta de los mismos hechos. Sin embargo, gracias a las sólidas actuaciones de sus protagonistas, la película de Hancock no cae en la trampa de un relato sesgado, ya que ellos (y el guionista John Fusco) se encargan de darle humanidad y una dimensión oscura a sus personajes, convirtiéndolos en unas figuras tan crueles y sanguinarias como los maleantes que perseguían, del mismo modo que la película de los sesenta representó a Barrow y a Parker.
Pero no se equivoquen, Emboscada final no le llega ni a los talones a Bonnie and Clyde. Como película, este es un producto de entretenimiento que fácilmente quedará en el olvido con el paso del tiempo. No así con la cinta de Penn, una de las mejores cintas norteamericanas de todos los tiempos, con asesinos idealizados o no.