Diálogos cursis, lugares comunes, pésimas actuaciones, música mala, sexo anti erótico. Los ingredientes para una experiencia cinematográfica insufrible.
Dirección: Jenny Gage
Hero Fiennes Tiffin, Josephine Langford, Selma Blair, Jennifer Beals, Dylan Arnold
Basada en el primer libro de una serie de novelas escritas por Anna Todd, la película After: Aquí empieza todo, condensa todo lo que está mal con las películas dirigidas a una audiencia juvenil.
La cinta comienza con la voz en off de Tessa Young (Josephine Langford), una adolescente que nos va a contar qué sucedió con un joven llamado Hardin Scott (Hero Fiennes Tiffin). Tessa es una chica inocente que vive con una madre que la sobreprotege (Selma Blair), que tiene un novio menor que le brinda seguridad (Dylan Arnold) y que se prepara para ir a la universidad. Allí es donde conoce a Hardin (nombre que a veces suena a Hard-on, “erección”), un chico rebelde e irreverente, el cual, aparentemente saca de quicio a Tessa con su actitud, pero todos sabemos que esto va a terminar en un romance tempestuoso.
Los innumerables lugares comunes, las pésimas actuaciones, los diálogos llenos de cursilería (“Me siento como si yo fuera hielo y él fuera fuego. Somos completamente diferentes, no obstante, la misma cosa”), la música de pacotilla (las canciones de la banda sonora parecen versiones pirata de éxitos pop), los referentes literarios indignos (“Nuestro amor es como el de las novelas, mejor que cualquiera que Austen o Brontë hayan imaginado”), el “vuelco sorpresivo” que no es sorpresivo para nada (“Al principio era un juego, pero ya no lo es, Tessa”), los personajes secundarios estereotipados y cuadriculados (la chica mala, el hermano noble) y las escenas de sexo pacatas, repetitivas y anti eróticas, hacen de After: Aquí empieza todo, una cinta realmente insufrible.
En los años 80, los adolescentes tuvieron las estupendas cintas de John Hughes como Sixteen Candles, The Breakfast Club y Pretty In Pink. En los noventa fueron las entrañables Singles, She’s All That o 10 Things I Hate About You, las que movieron el corazón y el alma de los jóvenes. Pero en el nuevo milenio, cintas como After: Aquí empieza todo, apestan a un espíritu “juvenil” rancio y prefabricado que le da a la adolescencia un mal nombre.
