Piense en un Superboy malvado y corrupto que busca conquistar la Tierra y no en defenderla, y se hará una idea de lo que es Brightburn.
Dirección: David Yarovesky
Elizabeth Banks, David Denman, Jackson A. Dunn, Emmie Hunter
Como si se tratara de la adaptación de un cómic de Elseworlds (una serie en la que se publican historias de superhéroes del Universo DC, ubicadas en tiempos y lugares diferentes a la continuidad original de estos), llega a la pantalla grande la cinta de terror Brightburn, en la que se le da un giro perverso a la historia de Superman, cortesía del productor James Gunn y de sus hermanos, los guionistas Mark y Brian Gunn.
James Gunn no es extraño al género de terror. Su primera película como director fue Slither, un trabajo escalofriante y divertido acerca de una plaga mutante que ataca a un pequeño poblado y que fuera protagonizada por Elizabeth Banks y Michael Rooker. Tampoco es ajeno al género de superhéroes. Su segunda película fue una particular mezcla entre Taxi Driver y Batman llamada Super, una cinta hiperviolenta, en el que un hombre (Rainn Wilson), buscando imponer justicia en su entorno, asume el manto del justiciero Crimson Bolt, castigando a los maleantes con una llave inglesa. Y por supuesto, es el director de las dos películas de Guardianes de la galaxia, la exitosa saga de Marvel (y se encuentra en proceso de dirigir la tercera, así como la segunda parte de la malograda Escuadrón suicida para DC).
En esta ocasión, Gunn cede el turno como director a David Yarovesky (The Hive), un constante colaborador en los proyectos de su productor. Brightburn es el nombre del pueblo donde se desarrolla la historia (otro nombre para Smallville) y es básicamente la misma de El Hombre de Acero. Una pareja de esposos (Elizabeth Banks y David Denman), buscan de manera infructuosa tener hijos, pero un milagro llega del cielo: una nave espacial se estrella cerca de su casa en el campo y en ella se encuentra un pequeño bebé. Es así que los Breyer (otro nombre para los Kent), adoptan al chico y lo llaman Brandon (otro nombre para Clark).
Poco a poco, los Breyer van a darse cuenta de los superpoderes que posee su hijo, el cual es hijo de una raza extraterrestre superior a la humana que le imparte la misión a Brandon de conquistar la Tierra. Es aquí donde se da el giro perverso. Brandon (Jackson A. Dunn) no toma el camino de la bondad y la justicia como su contraparte Superman, sino que más bien decide llevar a cabo su misión de conquista, eliminando a todo aquel que se oponga a su destino.
Podría pensarse en Brandon Breyer como una especie de encarnación de Ultraman, un personaje de DC creado en 1964, que representa a un Superman malvado y corrupto procedente de un universo alternativo. Asimismo, la fusión entre los superhéroes y el terror no es algo nuevo. Basta con pensar en los cómics y en las películas de Swamp Thing, Spawn, Constantine, Blade y Ghost Rider, para hacerse a la idea (de hecho, la viene la adaptación de New Mutants en clave de terror). Sin embargo, pese a que la cinta recurre a menudo a lugares comunes y a sustos efectistas, Brightburn goza del humor perverso característico del cine de James Gunn y termina siendo una entretenida cinta de clase “B”, que no dejará indiferentes tanto a los geeks fanáticos de los cómics y las películas de superhéroes, como a los amantes del cine de terror.
P.D. Quédese a los créditos finales para un epílogo protagonizado por Michael Rooker, el cual promete una secuela.
