Rutger Hauer nació en Holanda bajo el nombre de Rutgerus Oelsen Hauer. Su familia estaba conformada por padres y hermanos dedicados a la actuación teatral. Sin embargo, la “oveja negra de la familia” abandonó sus estudios a los 15 años de edad, para dedicarse a la vida marítima. Luego de trabajar en un barco, intentó reclutarse a la Marina, pero su daltonismo se lo impidió (aunque estuvo por un corto tiempo en la Armada holandesa en calidad de médico de combate).
Trabajó como obrero de construcción, carpintero, electricista, y era un poeta que frecuentaba los bares bohemios de Ámsterdam. Pero poco a poco, el joven rubio de hipnóticos ojos azules, fue cediendo a la tradición familiar y terminó entregándose a la actuación, la cual sería su única profesión por el resto de la vida.
Rutger Hauer estudió en la Academia de Teatro y Danza de Ámsterdam y estuvo vinculado a un grupo de actuación experimental por cinco años, antes de que Paul Verhoeven lo contratara en 1969 para protagonizar Floris, una serie de televisión ambientada en la Edad Media.
La serie lo convirtió en una estrella reconocida en Holanda. Luego de hacer el Remake de su serie para la televisión Alemana, su carrera se inclina hacia el cine, cuando Verhoeven lo vuelve a llamar para protagonizar el drama erótico de 1973 Delicias Turcas.
El éxito internacional de esta película, así como el de Katie Tippel (también dirigida por Verhoeven), lo proyecta al mercado anglosajón en 1975, con la cinta británica The Wilby Conspiracy, un drama ambientado en Sudáfrica sobre el apartheid. Sin embargo, Hauer regresaría a su lugar de origen para volver a trabajar con Verhoeven en prestigiosas cintas como Los comandos de la reina y Descontrol.
Su debut en el cine norteamericano lo tuvo en 1981, con la infravalorada cinta de acción Nighthawks, en la que interpretó al malvado villano que se enfrenta al heroico policía encarnado por Sylvester Stallone.
Sin embargo, el papel más importante de su carrera lo obtuvo un año más tarde en la cinta Blade Runner, donde encarnó al mítico replicante Roy Batty, improvisando un impresionante monólogo al final del clásico de la ciencia ficción distópica, dirigido por Ridley Scott.
Vendría una racha de distinguidas interpretaciones en las cintas Eureka, de Nicolas Roeg; The Osterman Weekend, de Sam Peckinpah; Ladyhawke, de Richard Donner; y Flesh + Blood, donde vuelve a colaborar con Verhoeven.
Pero en 1986, su carrera se redirige hacia el género de acción, participando en los éxitos de culto The Hitcher, Wanted Dead or Alive (donde el villano es interpretado por Gene Simmons, el bajista de Kiss), Blind Fury y The Blood of Heroes. Curiosamente, Hauer participó en el casting de Robocop, la película más famosa de Verhoeven, pero el papel fue otorgado a Peter Weller.
En los años noventa, la carrera del actor entra en descenso. Junto a los divertidos comerciales que promocionaban la cerveza Guinness, Hauer protagonizó una serie de cintas clase “B” con títulos como Wedlock, Past Midnight, Omega Doom o Split Second, las cuales apenas se salvan, gracias a la participación del actor. De esta década se destaca su participación en la comedia Buffy la Cazavampiros (que terminaría convirtiéndose en una exitosa serie) y en el video musical On A Night Like This para Kylie Minogue.
En la primera década del siglo XXI, Hauer vuelve a sus raíces, participando en numerosas series y películas para la televisión (Smallville, True Blood, Alias, Merlin, Salem’s Lot). Asimismo, actuó en papeles secundarios para los éxitos cinematográficos Confessions Of A Dangerous Mind, Sin City y Batman Begins. Pero su breve resurrección como actor de carácter se dio en el 2009, gracias a la película holandesa Dazzle, un trabajo de corte experimental muy elogiado por la crítica de su país. Y dos años más tarde, se reconcilia con el cine de acción clase “B” con Hobo With A Shotgun, un maravilloso homenaje al cine de explotación, derivado del proyecto Grindhouse liderado por Quentin Tarantino y Robert Rodríguez.
Este ambientalista, constante defensor de los derechos de las personas con SIDA y actor consagrado, ha dejado este mundo a los 75 años de edad y nos deja un extenso testamento cinematográfico y televisivo, que revela a un singular actor. Un actor que pertenecía al mundo de los cineclubes y al de las salas de cine doble y rotativo. Ese cine, como Hauer, ya son cosa del pasado.
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