Desde Egipto llega una road movie difícil de ver pero muy emotiva, acerca de un hombre leproso, que junto a un niño huérfano, recorren Egipto para buscar algo que probablemente no existe.
Director: A.B. Shawky
Rady Gamal, Ahmed Abdelhafiz, Osama Abdallah
Un viaje al cielo es la primera película del director egipcio Abu Bakr Shawky, una mezcla entre El hombre elefante de David Lynch, Freaks de Tod Browning y Una pastelería en Tokio de Naomi Kawase, que lastima constantemente la mirada, cuando el espectador tiene que enfrentarse a Beshay, su protagonista.
Beshay (interpretado por el actor natural Rady Gamal), es un hombre que padece de lepra y que sobrevive buscando cosas para vender, en uno de esos enormes vertederos de basura que hacen parte de la ciudad pero que nadie quiere ver o aceptar que existen. La cinta de Shawky nos obliga a ver una y otra vez las manos y la cara desfigurada de Beshay a causa de una enfermedad altamente contagiosa, pero que en él está en remisión. Y es que nosotros, los privilegiados, nos negamos a aceptar la terrible realidad en la que viven millones de personas por todo el mundo.
Beshay vive en una leprosería en pésimas condiciones. Su esposa, quien ha sido recluida en un instituto mental, muere. Beshay no quiere morir y que nadie lo recuerde. Es por eso que emprende un viaje en busca del padre que lo abandonó, acompañado de su burro maltrecho y de Obama (Ahmed Abdelhafiz), un niño huérfano al que no le importa el aspecto de Beshay y que lo ve como una figura paternal. Para Obama, Beshay es la única persona con la que tiene un nexo afectivo, y podríamos decir lo mismo de Beshay con respecto al niño.
Un viaje al cielo es una road movie en la que sus ingenuos protagonistas recorren los lugares menos agraciados de Egipto, con una meta en sus mentes la cual es casi imposible de convertirse en realidad. Esta cinta (con el título original de Yomeddine, que traduce “el día del juicio final”), es un viaje emocional que no recrea la miseria, sino que, como en la película Los olvidados de Luis Buñuel, esta es real y se ve sin tapujos.
La película va a generar lágrimas en el espectador, de eso no hay duda. Pero más que manipular al espectador, el trabajo de Shawky quiere que recordemos y entendamos que hay personas en condiciones mucho peores que la nuestra y que no pierden la esperanza y el deseo de vivir.
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