Una película especialmente dirigida a los fanáticos de Breaking Bad, que sirve como un epílogo tardío.
Director: Vince Gilligan
Aaron Paul, Jesse Plemons, Jonathan Banks, Matt Jones, Charles Baker, Robert Forster
Del 2008 al 2013, los espectadores quedamos cautivados con Breaking Bad, uno de los mayores eventos televisivos de la historia. En sesenta y dos capítulos emitidos en cinco temporadas, conocimos el ascenso y la caída de Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química diagnosticado con cáncer de pulmón, quien para darle un porvenir económico a su esposa e hijo, decide convertirse en un fabricante de metanfetaminas.
La serie fue ganando fuerza y profundidad capítulo tras capítulo, sorprendiéndonos con su elegante narrativa, sus personajes meticulosamente construidos y con unas situaciones que estuvieron a la par con las mejores películas sobre crimen producidas para la pantalla grande (No por nada Stephen King la llamó la mejor serie de todos los tiempos).
En el 2013, se decidió hacer un spin-off llamado Better Call Saul, inspirada en el personaje secundario de Breaking Bad conocido como Saul Goodman (Bob Odenkirk), un abogado que tuerce gradualmente su camino, alejándose de la ética y la moral que supuestamente debe caracterizar la carrera del derecho. Transmitida por Netflix, esta serie que ya lleva cuatro temporadas y cuarenta episodios (se anunció ya una quinta temporada), y que sirve como precuela para Breaking Bad, ha sido elogiada por la calidad de sus interpretaciones, por su sofisticación narrativa y por su complejo trasfondo moral (No por nada Guillermo Del Toro la considera una serie superior a su fuente original).
Ahora, seis años después de la finalización de Breaking Bad, llega a Netflix una película llamada El Camino, escrita y dirigida por Vince Gilligan, el creador de los universos en los que se desenvolvían Walter White y Saul Goodman. Sin embargo, El Camino no se centra en Walter ni en Saul.
Esta es una película que nació de un cortometraje que Gilligan pensaba realizar para celebrar los diez años de la serie y que se convirtió en un largometraje de más de dos horas, el cual gira en torno a Jesse Pinkman (Aaron Paul), el ex estudiante de Walter y su compañero de andanzas en el negocio de la fabricación de drogas.
La cinta en cuestión parte del momento final de la serie (por eso, si usted no la ha visto, es mejor no revelar nada). Lo que si cabe es una advertencia: El Camino es casi imposible de ver si no se ha visto la serie. De hecho, prácticamente se necesita volver a ver la última temporada para comprender de lleno lo que está sucediendo. Se puede decir que aquí, Jesse intenta huir de la policía en un Chevrolet El Camino para buscar refugio en Alaska, siguiendo un consejo del pasado hecho por Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), personaje recurrente tanto de Breaking Bad como de Better Call Saul.
Para cumplir con su plan, Jesse necesita dinero. Y la solución puede encontrarse en la casa del psicópata Todd Alquist (Jesse Plemons), un hombre que lo tuvo cautivo por mucho tiempo y quien fuera dueño del auto en el que Jesse pudo huir. Asimismo, el dinero le puede servir a Jesse para solicitar un servicio de “desaparición” que en algún momento dio a conocer Saul Goodman, y que es llevado a cabo por Ed Galbraith (Robert Forster, quien falleció el mismo día del estreno de esta película).
El Camino, en clave de western contemporáneo (con todo y duelo al final), busca darle un cierre a la historia de Jesse que quedó descuidada al final de Breaking Bad. El objetivo se logra, pero sin el contrapeso de Walter, el personaje de Jesse se siente incompleto (un flashback incluido en la cinta, lo hace más evidente). Además, como película, El Camino termina pareciéndose a un episodio de Breaking Bad que, dicho sea de paso, no es uno de los mejores.
De todas maneras, los fanáticos no podemos estar más que agradecidos. El regreso a este universo de crímenes, dilemas morales y de un agudo humor negro, nos recuerda lo grandiosa que fue esa serie sobre un astuto profesor de química que desvía su camino, acompañado por un atormentado aprendiz que tiene la ilusión de un futuro mejor.
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