Luego de su obra maestra, Una pastelería en Tokio, la directora Naomi Kawase vuelve a demostrar con Hacia la luz, su maestría como directora y su alto grado de sensibilidad.
Director: Naomi Kawase
Masatoshi Nagase, Ayame Misaki, Tatsuya Fuji
Los ciegos pueden apreciar el cine. Aunque parezca increíble, muchas personas ciegas han llegado a convertirse en cinéfilas, gracias a las ventajas ofrecidas por la audiodescripción (también conocida como videodescripción), una forma de narración desarrollada a finales de los años ochenta y utilizada para brindar información sobre los elementos visuales inherentes a un producto mediático audiovisual (como una serie de televisión, una película de cine o una obra de teatro). Estas narraciones generalmente van insertas durante las pausas en el audio de dichos productos, o algunas veces sobre el diálogo cuando esto se considera necesario.
Como si fuera una especie de documental, la nueva película de Naomi Kawase (luego de esa conmovedora obra maestra conocida en español como Una pastelería en Tokio), nos introduce al mundo poco conocido de la audiodescripción, y específicamente a las personas que se dedican a la difícil labor de redactar la información vehiculizada por el sistema, la cual tiene como objetivo permitir que las personas ciegas o de baja visión puedan experimentar, entender y sentir las películas de un modo equiparable a como lo haría una persona sin discapacidad visual.
Pero Hacia la luz (cuyo título original en japonés, Hikari, significa “luz”, “brillo”, y es mucho más apropiado), es también una entrañable historia de amor, la cual se desarrolla entre sus protagonistas, dos amantes del cine llamados Mizako Osaki (interpretada por Ayame Misaki), la joven encargada de escribir los textos de audiodescripción para una película; y Masaya Nakamori (encarnado por el actor habitual de la directora, Masatoshi Nagase), un prestigioso fotógrafo que está perdiendo de manera irreversible su visión.
La película se puede ver también como una metáfora entre la relación entre un cineasta, que busca establecer contacto y comunicar sus ideas y sentimientos de la manera más fiel, profunda y precisa posible; y el cinéfilo que muchas veces malinterpreta, se siente abrumado ante el exceso de información o queda confundido ante la ambigüedad de la obra.
Gracias a esta cinta, Naomi Kawase vuelve a demostrar su maestría como directora. Actualmente ella, junto con Hirokazu Koreeda, son dos de los directores más importantes, interesantes y fascinantes del cine japonés del nuevo milenio. Hacia la luz es una magnífica reflexión sobre la percepción, sobre el amor, sobre el arte y sobre el cine mismo. La enfermedad, la naturaleza, lo efímero, la familia, la memoria, el pasado, la vejez y la muerte, siguen siendo las temáticas constantes de una obra muy personal y extremadamente sensible.
Naomi Kawase, la directora, intenta capturar por medio de las imágenes en movimiento, aquello que no se puede expresar con palabras. Mizako, su protagonista, intenta expresar con palabras lo que no se puede ver. De ahí, la gran belleza irradiada por esta película.
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