Director: Cédric Kahn
Catherine Deneuve, Cédric Kahn, Emmanuelle Bercot, Vincent Macaigne
Las reuniones familiares tienden a ser emocionales e incómodas, afectuosas e irritantes, alegres y de una gran tristeza. Estas dicotomías son exploradas por el actor, guionista y director francés Cédric Kahn (Roberto Succo, Una vida mejor, Vida salvaje), en una película muy personal en la que se dirige a sí mismo por primera vez.
La gran Catherine Deneuve interpreta a Andréa, la matriarca de una familia que se reúne para celebrar su cumpleaños. Entre los miembros encontramos al hijo Vincent (Kahn), un hombre de carácter fuerte con algo de resentido, y a su esposa Marie (Laetitia Colombani), una mujer siempre centrada, afable y dispuesta a ayudar, así como a sus dos pequeños hijos (Milan Hatala y Solal Ferreira Dayan). Romain, el segundo hijo (Vincent Macaigne) es un neurótico aspirante a cineasta, con algo de perdedor, y tiene como pareja a una joven argentina llamada Rosita (Isabel Aimé González-Sola), de personalidad explosiva.
Junto con Andréa vive su esposo Jean (Alain Artur) y su nieta adolescente Emma (Luana Bajrami), quien ha invitado a su novio Julien (Joshua Rosinet), un chico callado y amante del piano. La madre de Emma es Claire (Emmanuelle Bercot), una mujer atravesada por la inestabilidad emocional y la cleptomanía, quien llega a la casa de sus padres luego de tres años de vivir en los Estados Unidos y de haber abandonado en ese país a su pareja.
El cine de Woody Allen (especialmente sus dramas Interiors o Blue Jasmine), del actor y director John Cassavetes (A Woman Under The Influence), de Thomas Vinterberg (Festen) y los dramas domésticos de la directora y actriz Jodie Foster (Home For The Holidays), Olivier Assayas (Las horas del verano), Arnaud Desplechin (Un cuento de Navidad, protagonizada por Deneuve) y del maestro Yasujiro Ozu (Tokyo Story), están presentes en este trabajo de cámara muy personal, íntimo, conmovedor y doloroso, que nos introduce como un invitado más, a ser testigos de los aspectos oscuros de una familia muy parecida a la nuestra, los cuales, para bien o para mal, siempre salen a la luz en las reuniones que deberían ser motivo de unión y celebración.
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