Blow The Man Down (2020)

Margo Martindale hace gala de su reputación como una gran actriz de carácter, interpretando a la matrona de un prostíbulo en una ciudad pesquera, en una cinta Neo-Noir con un perverso subtexto feminista.

Director: Bridget Savage Cole, Danielle Krudy

Morgan Saylor, Sophie Lowe, Annette O’Toole, Margo Martindale

En la tradición de Fargo, A Simple Plan y Winter’s Bone llega una nueva cinta Neo-Noir desarrollada en la parte más gélida de Norteamérica. En este caso, la ciudad es Easter Cove y el título de la película es Blow The Man Down.

Las directoras y guionistas Bridget Savage Cole y Danielle Krudy, beben del cine de los hermanos Coen y de David Lynch, para contarnos una historia sobre crímenes con un perverso subtexto feminista, en la que dos hermanas que han quedado huérfanas, terminan envueltas en un asesinato con nexos en el mundo de la prostitución.

La menor es Mary Beth Connolly (Morgan Saylor), una chica con aspiraciones de asistir a la universidad, que se derrumban cuando se entera en el funeral de su madre, que ella las dejó con múltiples deudas y una hipoteca sin pagar de la casa en la que viven. Priscilla, su hermana mayor (Sophie Lowe), es una joven con los pies sobre la tierra que continúa trabajando en el negocio dejado por su madre, procurando subsanar las deudas con empeño y dedicación.

En la noche del funeral, Mary Beth huye desesperada de su casa e ingresa al bar del pequeño pueblo pesquero donde vive. Allí conoce a un hombre llamado Gorski (Ebon Moss-Bachrach), que al parecer no tiene las mejores intenciones con la joven ebria. Gorski lleva a Mary Beth a su casa, y cuando la chica se da cuenta del tipo de persona que es su acompañante, intenta huir y luego defenderse. Las cosas terminan mal para Gorski, en un violento incidente que tiene que ver con un arpón y un ladrillo.

Resulta ser que Gorski trabaja para Enid Nora Devil (Margo Martindale, la misma que se interpreta a sí misma como una desquiciada actriz de carácter en la serie animada Bojack Horseman). Enid dirige un prostíbulo, del que fuera socia fundadora la madre fallecida de las hermanas Connolly. Para colmo de males, las hermanas se roban el dinero de Enid, el cual estaba escondido en la casa de Gorski, y Enid descubre la evidencia que incrimina a las jóvenes. De una forma paralela conoceremos a tres mujeres llamadas Gail, Susie y Doreen, amigas de la madre de Mary Beth y Priscilla, y quienes tienen planes para acabar con el negocio de Enid, luego de que una prostituta que trabajaba para ella, es encontrada muerta en el mar.

No podían faltar el policía joven pero astuto (Will Brittain), que sospecha de la inocencia de quienes en realidad no son nada inocentes, y la prostituta (Gayle Rankin), quien apesadumbrada por la muerte de su amiga, se convierte en la clave para el desenlace final.  

Esta historia truculenta se encuentra adornada por unos interludios en el que un grupo de marineros entona canciones como si se tratara del coro de una tragedia griega. Pero, para bien o para mal, aquí lo que importa es la atmósfera, las ambigüedades y los secretos que nunca se revelan, más que seguir la estructura tradicional de una película de suspenso protagonizada por antihéroes.

Dentro del elenco de actrices (ya que los hombres son minoría en esta película) se destaca especialmente Martindale, quien interpreta a Enid con la fuerza, maldad y complejidad que merece un personaje como el suyo. El final, que nos deja una oscura moraleja sobre cómo un grupo de mujeres unidas puede llegar a ser una poderosa red de apoyo, deja ese sabor amargo y perturbador el cual es requisito obligatorio para este tipo de películas, que exploran ese infierno que subyace en los pueblos pequeños y en apariencia pacíficos.

Sobre André Didyme-Dôme 1638 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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