¡Justo lo que necesitamos ahora! Una nueva película sobre el fin del mundo.
Director: Roman Waugh
Gerald Butler, Morena Baccarin, Scott Glenn, Roger Dale Floyd
Roman Waugh, el doble de acción convertido en director, vuelve a reunirse con el actor Gerald Butler luego de Agente bajo fuego, en una nueva película de desastre, en la tradición de las efímeras y ultraligeras Impacto profundo, Armageddon, El día después de mañana, Volcano, 2012 y La falla de San Andrés (consideradas por gran parte del público masivo como “clásicos”).
El título de esta nueva cinta es Greenland: El día del fin del mundo, y aunque el apocalipsis no es causado aquí por un virus (como sí sucede en la estupenda Contagio y en la entretenida Epidemia), sino por un cometa que se estrella contra la Tierra, su impacto psicológico puede ser fuerte, si se tiene en cuenta la situación actual del mundo.
Al igual que con la versión de La guerra de los mundos de Steven Spielberg, la intención de Waugh y del guionista Chris Sparling (autor de la claustrofóbica Enterrado vivo) es la de humanizar el desastre, al centrarse en una familia conformada por un ingeniero llamado John Garrity (Butler), un hombre que engañó y defraudó a su esposa Allison (Morena Baccarin) con otra mujer, y quienes tienen a un pequeño hijo llamado Nathan, quien sufre de diabetes tipo 1 (Roger Dale Floyd).
El cometa en cuestión está conformado por varios fragmentos y los noticieros afirman que no hay ningún peligro para nuestro planeta. John trata de reconciliarse con Allison y ambos organizan una parrillada con los vecinos. Pero al celular del ingeniero y al televisor inteligente de los Garrity, llega un mensaje que les informa que han sido seleccionados para ser ubicados en un resguardo militar. Los noticieros no están diciendo la verdad y el fin del mundo es inminente.
La destrucción de Tampa y luego de la ciudad de Bogotá, le muestran al mundo que el final está cerca y que solo unos pocos han sido seleccionados para sobrevivir, entre ellos los Garrity. Pero el olvido de la insulina en el auto y el rechazo de los militares hacia la familia al enterarse que el niño es diabético, hacen que los Garrity pierdan la oportunidad de abordar el avión que los llevaría hacia el refugio y que tengan que luchar por sus vidas, con muy pocas esperanzas de supervivencia.
Si no fuera porque la pandemia causada por el COVID-19 nos ha puesto en una crisis mundial de características apocalípticas, El día del fin del mundo hubiera pasado como una cinta mediocre de acción protagonizada por un actor que ha probado ser muy bueno cuando se lo propone (El fantasma de la ópera, Coriolano, RocknRolla, 300, Cómo entrenar a tu dragón, El robo perfecto), pero que ha caído en una espiral descendente (Dioses de Egipto, Ataque a la Casa Blanca, Geo-Tormenta, La desaparición). Aquí, Butler intenta salvar una película que por poco alcanza a sobrevivir, gracias al nefasto contexto de su estreno, que hace que nos angustiemos con el drama de los Garrity y que perdonemos los lugares comunes y la falta de originalidad de la que padece.
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