¿Eres fanático de Mulan y no tienes la edad suficiente para ver Game Of Thrones? ¡Disney tiene algo para ti!
Director: Don Hall, Carlos López Estrada, Paul Briggs, John Ripa
Con las voces de Kelly Marie Tran, Awkwafina, Sandra Oh, Izaac Wan
Gracias a la empoderada Daenerys Targaryen de Game Of Thrones, los dragones se pusieron de moda. Y la versión en acción real de Mulan nos mostró a una mujer asiática de armas tomar. Los estudios Disney tomaron nota de esto y de ahí su nueva película animada titulada Raya And The Last Dragon.
Como si se tratara de Furiosa, el personaje femenino que le quitó el protagonismo a Mad Max, Raya (con la voz de Kelly Marie Tran) rueda en su vehículo (en realidad, un tierno armadillo llamado Tuk Tuk), en medio de un paisaje postapocalíptico. Por medio de un flashback, sabremos que las ruinas pertenecían a los reinos de Colmillo, Corazón, Columna, Garra y Cola (¡Toma esto, George R.R. Martin!), quienes anteriormente conformaban la próspera y pacífica tierra de Kumadra.
También nos enteraremos que Kumandra era protegida por un grupo de dragones, pero una plaga conocida como «los Drunn», acabó con las míticas criaturas y con muchas personas, convirtiéndolas en estatuas de piedra, y por consiguiente, Kumandra se dividió en tribus con nombres de partes de dragón.
El reino de Corazón guarda la última gema mágica, vestigio de los dragones y su protector es el noble Benja (Daniel Dae Kim), padre de Raya. Pero todos sabemos muy bien que los padres en las películas de Disney no tienen un futuro muy promisorio y, por lo tanto, nuestra heroína queda huérfana.
Huérfana pero no sola, ya que Raya tiene la fortuna de conocer y hacerse amiga de Sisu, el último dragón (Awkwafina, haciendo de un dragón más políticamente correcto que el Mushu de Eddie Murphy), quien le enseña a la joven el difícil arte de confiar en los demás. Como si se tratara de un videojuego (o de Dragon Ball), la misión de Raya consiste en buscar las 4 gemas restantes en los 4 reinos para poder así acabar con los Drunn y restaurar el reino de Kumandra. En dicha gesta se le unirán Boun, un simpático chico huérfano con talento para cocinar; Noi, una bebé ladrona (que parece extraída del universo de Boss Baby); y Tong (Benedict Wong), un guerrero con un cuerpo tan grande como su corazón. Y no puede faltar una villana, quien aquí es Namaari (Gemma Chan), la hija de la reina de Colmillo, quien tiene un historial de traiciones con Raya.
Los directores Don Hall (quien estuvo a cargo de esa joya de la animación llamada Big Hero 6) y Carlos López Estrada (el artífice de la película independiente Blindspotting), son los encargados de las aventuras de Raya. El resultado es entretenido, tierno y por momentos emocionante, al mejor estilo de un Indiana Jones o una Lara Croft. Pero el grave pecado de esta película es que se siente extremadamente prefabricada, como si un algoritmo calculador de tendencias la hubiera confeccionado. De ahí que se sienta como un trabajo cansado, más cercano a las películas animadas «directo a vídeo» que hacía Disney para exprimir a sus personajes clásicos, que a una película de primera categoría como Mulan o La Sirenita.
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