La secuela del sorpresivo éxito del 2016, es un perverso viaje de adrenalina que nos agarra desde el principio y nos deja sin aliento.
Director: Rodo Sayagués
Stephen Lang, Brendan Sexton III, Madelyn Grace
En el 2016, el director uruguayo Fede Álvarez nos sorprendió con una salvaje película de terror, en la que tres jóvenes ladrones entran a la casa de un anciano ciego y se encuentran con que la supuesta víctima es un ex militar dispuesto a no dejarse robar y a darles su merecido a los delincuentes.
Ahora, cinco años más tarde llega una inesperada secuela, esta vez dirigida por el también uruguayo Rodo Sayagués, coguionista con Álvarez de la primera parte. La recomendación antes de ver No respires 2, una secuela tan escalofriante como su predecesora, es que se vuelva a revisar la primera parte para refrescar mucho de lo sucedido y que conecta con esta nueva entrega.
Sin estropear el disfrute (si se puede utilizar esta palabra) que significa ver la primera parte de No respires, se puede decir que la segunda entrega nos muestra a Norman Nodstrom, el anciano ciego en cuestión (interpretado maravillosamente por Stephen Lang), viviendo apartado de la civilización con una niña llamada Phoenix (Madelyn Grace), a la cual le enseña a sobrevivir como si se tratara de un soldado y a quien deja salir de vez en cuando con Hernández (Stephanie Arcila), otra exmilitar quien se encarga de vender las plantas que Norman cultiva en su vivero.
Un noticiero en la televisión nos advierte de un grupo de peligrosos delincuentes que hace parte de una red de traficantes de órganos, quienes secuestran a inocentes para hacer de las suyas. Y cuando Phoenix va al baño mientras Hernández cumple con su labor, un hombre de aspecto amenazante (Brendan Sexton III) la espera a la salida para hablar con ella con un tono insinuante y tocarle el pelo mientras pasa por su lado (las películas de No respires nos muestran un universo de personas perversas, despiadadas y con un aspecto intimidante, que bien parecen extraídas del universo de Mad Max).
Los anteriores son los indicios que nos llevan a pensar que el curso de supervivencia que el anciano ciego le ha impartido a la niña que protege, no van a ser en balde. Tanto Álvarez como Sayagués saben que la clave de una buena película de terror no está tanto en la premisa sino en su ejecución, y esto es especialmente importante en las cintas de Home invasion, un subgénero que se aprovecha del miedo que muchos tenemos de que sádicos delincuentes con ideas perversas irrumpan repentinamente en la paz y la tranquilidad de nuestros hogares.
No respires 2, estupendamente fotografiada por Pedro Luque (el mismo fotógrafo de la primera parte), editada meticulosamente por Jim Kovac (Focus, Whiskey Tango Foxtrot), con unas excelentes actuaciones de sus protagonistas y con un grupo de villanos de lujo, nos agarra desde el comienzo y por una hora y media no nos deja respirar. Este es un intenso viaje de adrenalina que le crispará los nervios al espectador y que, como solo lo hacen las mejores cintas de terror, hará que revisemos los seguros de la puerta de nuestro hogar una y otra vez.
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