Gagarine (2021)

Una hermosa cinta sobre el arraigo y la conquista del espacio, tanto interior como exterior, que demuestra que los verbos “ser” y “estar” no pueden concebirse por separado.

Director: Fanny Liatard, Jérémy Trouilh

Alseni Bathily, Lyna Khoudri, Jamil McCraven

Con un toque de realismo mágico, probablemente obtenido de su estancia en Colombia, los directores Fanny Liatard y Jérémy Trouilh nos presentan la bella cinta Gagarine, su primer largometraje, el cual es una extensión del corto del 2015 también dirigido por ellos.

Gagarine fue un conjunto residencial ubicado en Ivry-sur-Seine, al sur de París, que terminaría siendo demolido en el 2019 (la película fue filmada precisamente en ese lugar). Su construcción se remonta al año 1961 y fue bautizado en homenaje a Yuri Gagarin, el primer hombre en conquistar el espacio exterior.

La película de Liatard y Trouilh se desarrolla en los últimos días del conjunto, cuando las paredes rotas, la infestación de ratas, las tuberías de asbesto y el comercio de drogas, llevó a que el que fuera el hogar de una gran cantidad de personas humildes, en su mayoría inmigrantes, no tuvieran más remedio que abandonar el lugar. Una de esas personas es Youri (Alséni Bathily), un joven inmigrante de 16 años de edad, obsesionado con la conquista del espacio exterior y que sueña con ser astronauta.

Youri vive prácticamente solo, ya que su mamá permanece la mayoría del tiempo ausente. Sin embargo, sus vecinos están pendientes de él, así como él está pendiente de ellos, escuchando sus dramas y sus historias a través de los ductos de las chimeneas ubicadas en la terraza donde él suele mirar las estrellas. Youri no quiere abandonar su hogar e intenta reparar su conjunto, cambiando las bombillas fundidas y pintando las paredes. Pero todo es inútil.

Sus mejores amigos lo ayudan en su labor. Ellos son Houssam (Jamil McCraven de Nocturama) y Diana, una chica perteneciente a la comunidad romaní de Francia (Lyda Khoudri, la protagonista de la excelente Papicha). Youri está enamorado en secreto de Diana y probablemente ella también de él. Un cuarto chico, el irascible expendedor de drogas llamado Dali (Finnegan Oldfield) tampoco quiere dejar el lugar y está tan solo o más que Yuri, con quien al principio se muestra en actitud de confrontación, pero al final mostrará gran empatía.

Pese a que este es un drama urbano y juvenil en la línea de La Haine o Les Miserábles (pero sin su rabia visceral), lo cierto es que Gagarine también evoca los clásicos de la ciencia ficción Close Encounters Of The Third Kind, Silent Running y la estupenda High Life, que utilizan la exploración del espacio exterior como metáfora para comentar acerca de la soledad, la alienación y el arraigo que hacen parte de ese espacio interior que constituye la psique humana. La delicada dirección de arte de Marion Burger, la cámara de Victor Seguin y la música de Evgueni y Sacha Galperine junto con Amine Bouhafa, son los ricos recursos formales que hacen de Gagarine una película melancólica, gentil y pertinente para estos tiempos oscuros de confinamiento que nos han hecho replantear nuestras relaciones con el lugar que habitamos.                 

Sobre André Didyme-Dôme 1646 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista Rolling Stone en español y es docente universitario; además, es director del cineclub de la librería Casa Tomada y conferencista en Ilustre. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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