Gracias a unos estupendos actores naturales y a un trabajo de cámara enérgico y metido en los cuerpos de los protagonistas, el director Jonas Carpignano logra un estupendo trabajo que se rehúsa a embellecer o glorificar el mundo de la mafia.
Director: Jonas Carpignano
Swamy Rotolo, Grecia Rotolo, Claudio Rotolo
En el 2009, el director italiano Matteo Garrone revolucionó al cine de mafia conectándolo con el movimiento cinematográfico más importante que ha dado su país: El Neorrealismo. Gracias a su utilización de actores y locaciones naturales y a su aproximación en clave de documental a la delincuencia en los barrios pobres de Campania, Gomorra se convirtió en toda una obra maestra del cine de gánsteres y, a su vez, en un trabajo muy alejado del estilo embellecido y sofisticado de cintas como El padrino o Buenos muchachos.
Jonas Carpignano, es un director que nos sorprendió con sus trabajos Mediterránea, acerca de dos inmigrantes africanos que viajan a Italia en busca de un futuro mejor y que se encuentran con la xenofobia; y A Ciambra (producida al igual que Gomorra por Martin Scorsese), sobre un chico perteneciente a la comunidad romaní, desesperado por actuar como un adulto y que toma los peores ejemplos de sus modelos. Ambas cintas comparten a Calabria como la locación escogida, y se caracterizan por el uso del Neorrealismo del cine italiano de Rosselini, De Sica y Visconti, así como por una fascinación por el mundo oscuro, violento y criminal de su país.
Su nueva película, titulada A Chiara, completa su trilogía ambientada en Calabria y que explora la cultura criminal de la ‘Ndrangheta, asociada a la ciudad calabresa de Gioia Tauro, a partir de la mirada de una adolescente.
Chiara (encarnada por la estupenda actriz natural Swamy Rotolo) es una chica de 15 años de edad perteneciente a la familia Guerrasio (interpretada por la familia Rotolo) y quien se encuentra celebrando el cumpleaños número 18 de su hermana mayor Giulia (Grecia Rotolo) en compañía de su padre Claudio (Claudio Rotolo), su madre Carmela (Carmela Fumo), y varios familiares y amigos. Curiosamente, Claudio se niega a hacer un brindis por su hija, pese a la presión de la familia.
Todo es celebración y risas para Chiara, hasta que esa misma noche un auto estalla y la chica observa como su padre emprende su huida. Chiara le exige a su madre una explicación de lo ocurrido, pero más allá de asumir un cuidado maternal y protector con sus tres hijas (hay una hermanita menor), Carmela evita hablar sobre lo ocurrido.
Gracias a la televisión y a la internet, Chiara va a descubrir que su padre es miembro de una agrupación criminal, y al explorar su casa va a descubrir un búnker escondido a través de una puerta secreta ubicada en la sala. La chica trata de hablar con su hermana mayor, pero esta sube el volumen de la radio y le pide que no diga más sobre el asunto.
Puede que Chiara no haya sabido nada sobre las actividades clandestinas de su padre, pero eso no la hace una chica inocente. Con sus amigas se burla de una chica romaní y luego de un incidente (en el que aparecen algunos de los actores de A Ciambra), le arroja un petardo quemándole la cara. A la mañana siguiente, una trabajadora social llega a la escuela donde estudia Chiara acompañada de la policía con el propósito de llevarla a un hogar de adopción y separarla así de su familia criminal.
Así como El padrino es en realidad una cinta sobre las dinámicas familiares y sobre la lealtad, A Chiara utiliza también al crimen organizado como pretexto para hablarnos de una joven que debe tomar unas dolorosas decisiones para hacer de su vida algo mejor o, por el contrario, continuar una tradición que tan solo perpetuará un ciclo de muerte y violencia, como se lo plantea a Chiara la trabajadora social. Asimismo, utilizando el comentario casual de uno de los familiares a la chica, este es un trabajo que intenta mostrar las cosas tal y como son, sin intentar embellecer o glorificar a sus protagonistas, y es ahí donde está la belleza de la película de Carpignano.
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