Diavlo (The Devil’s Child) (2021)

La cuarta película del director colombiano David Bohórquez, es un retroceso y un traspié para su filmografía.

Dir. David Bohórquez

Marvens Passiano, Fiona Horsey, María Camila Pérez, Alison Sullivan

El joven director colombiano David Bohórquez, formado en el mundo de los vídeos musicales (Sebastián Yatra, Maluma, J Balvin), inició su carrera cinematográfica con el largometraje Demental, una cinta de terror psicológico que dejó mucho que desear. Luego vendría Calibán, un gótico contemporáneo que, pese a que auguraba un estilo particular, terminó siendo una película desastrosa. Su tercera cinta, llamada La desaparición de Sofía, marcó un gran avance, ya que se arriesga a experimentar en el terreno del documental falso y su conexión con el drama, cuando este tipo de cintas usualmente se trabajan bajo las premisas del género cómico y de terror.

Ahora Bohórquez, quien en siete años ya ha estrenado cuatro películas (un gran logro para un realizador colombiano), nos presenta Diavlo, una nueva cinta que comete los mismos errores de sus dos primeros trabajos y que no da muestra de los logros alcanzados en su documental falso.

Los textos del inicio acerca de una misteriosa sociedad oculta y sobrenatural nos preparan en falso para una historia truculenta y claustrofóbica, muy similar a la planteada en Calibán. Nuestra final girl es Cherry Holly (María Camila Pérez), una joven con nombre de artista porno, quien consiguió un trabajo como enfermera en una lúgubre mansión, alejada de la civilización. Como si jamás hubiera visto una película de terror, Holly acepta el trabajo y dice adiós a sus amigas Sara (Alison Sullivan) y María (Francisca Tevez), las cuales aparentan ser mucho más irresponsables y con un espíritu festivo muy superior al de Cherry.

Nuestro Igor es un joven de comportamiento errático llamado Dwayne (Marvens Passiano), el conductor que lleva a Cherry a la mansión y quien le presenta a Naomi (Fiona Horsey de Calibán), la mujer que ha contratado a la chica para que cuide a un anciano llamado Phillip Hallewell (Germán Naranjo), quien yace en la cama víctima de una enfermedad fotosensible y que bien podría ser el padre del Nosferatu de Herzog.

Naomi se va de la casa y deja a Cherry y a Dwayne a cargo de todo. Como era de esperarse, los dos van a tener una relación sentimental (son jóvenes, después de todo) y Sara y María llegarán a la mansión a buscar lo que no se les ha perdido. ¿Pero, cuál es la amenaza?

¿Cuál es la razón de esos flashbacks en los que Cherry es víctima de bullying en el orfanato donde vivió de niña? ¿Quién fue la persona que terminó muerta en dicho orfanato? ¿Por qué Cherry sueña con un Phillip joven (Juan Andrés Jiménez)? ¿Por qué todos los habitantes de la mansión ponen los ojos en blanco? ¿Por qué Cherry tiene un collar que aparece en una antigua foto familiar de los Hallewell? ¿A quién invoca Dwayne cuando habla en las noches con un dialecto extraño? ¿Qué les pasó a Sara y a María? ¿Quién es el niño espectral que aparece a diestra y siniestra? ¿Acaso importan todas estas preguntas?

El ritmo desesperante de Diavlo, la trama pasmada y la falta de empatía que generan los personajes, se suman a una colección de ideas que jamás se desarrollan y que llevan a pensar que quizás es mejor parar un poco y detenerse a analizar lo que se va a hacer, antes de hacer una película que parece el producto de la impulsividad y el entusiasmo desmedido. Un homenaje a El bebé de Rosemary, una adaptación libre de Drácula, o un remake a la colombiana de La cumbre escarlata, hubieran sido muchísimo más efectivas que este intento de gótico, muy poco tropical y para nada aterrador.      

Sobre André Didyme-Dôme 1780 artículos
André Didyme-Dome es psicoterapeuta y periodista. Se desempeña como editor de cine y TV para la revista ROLLING STONE EN ESPAÑOL y es docente universitario; además, es guionista de cómics para MANO DE OBRA, es director del cineclub de la librería CASA TOMADA y conferencista en ILUSTRE. Su amor por el cine, la música pop y rock, la televisión y los cómics raya en la locura.

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