Los estudios Disney retoman el camino de las cintas animadas de aventuras, con una producción colmada de color, emoción y lecciones familiares y ecológicas.
Director: Don Hall, Qui Nguyen
Con las voces de Jake Gyllenhaal, Dennis Quaid, Jaboukie Young-White, Gabrielle Union, Lucy Liu
Todo parece indicar que la película No. 61 de los estudios de animación Disney, está sufriendo del “efecto John Carter”. Para quienes no lo sepan, John Carter fue una estupenda adaptación cinematográfica del personaje creado por Edgar Rice Burroughs (el autor de Tarzán), la cual fue descalificada por las páginas especializadas de internet y, por lo tanto, ignorada injustamente por el público que las sigue. El resultado fue un descomunal e inmerecido fracaso de taquilla.
A diferencia de John Carter, Mundo extraño no está inspirada en un personaje clásico de la literatura de ciencia ficción, pero sí mantiene ese espíritu de las cintas clásicas de aventuras que nos retrotrae a títulos como Las minas del Rey Salomón, Viaje al centro de la tierra, Viaje fantástico e Indiana Jones y la última cruzada. Asimismo, este es un regresar al camino iniciado por las cintas animadas de Disney como lo fueron Atlantis: El imperio perdido y El planeta del tesoro, enfocadas en las aventuras de corte exótico y fantástico.
Vale la pena mencionar que Mundo extraño, en términos de la calidad de la animación y la solidez de la historia, es muy superior a los dos títulos de Disney anteriormente mencionados. ¿Por qué entonces la campaña de odio injustificado? Es posible que, como sucedió con John Carter, jamás lo sepamos.
Las referencias de Mundo extraño son bien retro. El prólogo nos recuerda tanto al Ciudadano Kane como a Horizontes lejanos, el clásico de Frank Capra de 1937 inspirado en el libro de James Hilton sobre el mito de la sociedad utópica de Shangri-La.
El director Don Hall (guionista de esta cinta y de las grandiosas Winnie Pooh, Moana, Big Hero 6), se vuelve a asociar con el codirector Qui Nguyen (con quien adaptó la premisa de Juego de Tronos para el público familiar en la cinta Raya y el último dragón), para plantearnos una premisa más que adecuada para el cine clásico de aventuras.
Jaeger Clade (con la voz de Dennis Quaid), un aventurero tan intrépido como terco, quiere explorar más allá de Avalonia, el lugar donde habita, y su compañero de correrías es nada menos que su hijo Searcher Clade (Jake Gyllenhaal). Sin embargo, Searcher está más pendiente del ecosistema (así como de una misteriosa planta llamada Pando) y su espíritu no es tanto el de un explorador sino el de un granjero, para disgusto de su padre. Es así que Jaeger emprende su viaje en solitario desilusionado de su hijo y Searcher se asienta en su lugar de origen, convirtiéndose en líder social, esposo y padre de familia.
Veinticinco años más tarde, Searcher, ahora convertido en un cultivador de Pando, se enfrenta a una crisis. La planta que él trajo a Avalonia y que se ha convertido en el principal suministro de energía (como el Unobtanium de Avatar y el Vibranium de Black Panther), está sufriendo de una extraña enfermedad. Es así que el granjero vuelve a convertirse en aventurero y decide emprender una misión en compañía de Callisto Mal (Lucy Liu), antigua compañera de Jaeger, para encontrar la causa de la degeneración del Pando y combatirla a cómo dé lugar.
De una manera fortuita, azarosa y forzada, se unirán a la misión Meridian (Gabrielle Union), una piloto temeraria y esposa de Searcher, Ethan (Jaboukie Young-White), el hijo adolescente de los Clade, con alma de explorador más que de granjero; y Legend, un simpático perro de tres patas.
El equipo de exploración se va a encontrar con el mundo extraño del título, que bien parece una alucinación causada por hongos psilocibios. En ese mundo psicodélico plagado de colorido y criaturas inusuales, Ethan se va a hacer amigo de Splat, una simpática criatura azul y que bien parece una combinación entre Olaf de Frozen, R2D2 de La guerra de las galaxias y Flubber. Además, Searcher se reencontrará con su padre perdido.
Del mismo modo que sucedió en Encanto, Hall y Nguyen se rehúsan a incluir a un villano en la historia, y las escenas de persecución y aventura contrapuntean con dos bonitos mensajes: uno ecológico sobre autosostenibilidad y el otro sobre dejar que los hijos tomen sus propias decisiones y creen sus propios caminos de vida.
En realidad, no hay nada para odiar en Mundo extraño. Queda entonces una hipótesis. El público es mucho más conservador de lo que pensábamos y no puede admitir minorías y diferentes orientaciones sexuales en las películas de Disney. Hace poco, la magnífica Buzz Lightyear, sufrió el rechazo por una delicada escena en la que dos mujeres (una afroamericana y la otra asiática) se dieron un beso. Ahora, el público homofóbico y racista se rasgará las vestiduras cuando descubra que la esposa de Searcher es afroamericana y que su hijo es gay.
Al parecer, no se ha progresado mucho desde 1946, año en el que se celebraba el racismo explícito de Canción del sur. Este sigue siendo un mundo extraño, después de todo.
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