
Una película colombiana que intenta jugar con el tiempo para generar suspenso, pero que termina generando tedio y desespero.
Director: Yesid Leone
María Fernanda Yepes, Osvaldo de León, Roberto Escobar

Las películas de acción y suspenso que juegan con el tiempo no son algo nuevo en el cine. Corre, Lola, Corre nos mostró de una manera ingeniosa y colmada de energía como explotar la premisa de “¿Qué pasaría si?” utilizando varias líneas argumentales alternativas. Justo en la mira desarrolló la premisa de Kurosawa en Rashomon, mostrando un atentado desde diferentes puntos de vista. El efecto mariposa y Código fuente jugaron con los viajes en el tiempo y, al mismo tiempo, con la alteración de la estructura narrativa aristotélica, de acuerdo con las enseñanzas de Godard (“toda película tiene un inicio, un nudo y un desenlace, pero no necesariamente en ese orden”, dijo el fallecido autor alguna vez).

Esto nos lleva a Línea de tiempo, una película colombiana que llega con una propuesta sintagmática que hubiera sido innovadora si se hubiera desarrollado hace treinta años. En ella, varios personajes, aparentemente sin ninguna relación el uno con el otro, confluyen en un restaurante. Pero por medio de flashbacks, nos vamos a enterar que todos hacen parte de una conspiración relacionada con el tráfico de órganos.
El director y guionista Yesid Leone (autor de los fallidos thrillers Perseguida y 11 grados de culpa) intenta cuadrar toda la estructura narrativa de su largometraje y de alguna manera lo logra. Pero en el camino comete dos pecados mortales, los cuales son castigados con severidad por el Dios del cine. El primero tiene que ver con las pésimas actuaciones por parte de todo el elenco. Las interpretaciones de todos los actores que encarnan a los múltiples personajes de Línea de tiempo son tan poco convincentes, que ninguno de ellos despierta un mínimo interés. Por lo tanto, lo que suceda o no con ellos, nos tiene sin cuidado.
El segundo gran error tiene que ver con la verosimilitud. En medio de sus malabares con el orden de los acontecimientos, al director y guionista se le olvidó que detrás de cada acción debe haber una lógica, a no ser que se trate de una cinta surrealista o experimental, y Línea de tiempo está muy lejos de esa intención. Por consiguiente, el absurdo de lo que sucede hace que los juegos en el tiempo no tengan plausibilidad (aquí, hasta los meseros y administrativos del restaurante están implicados en una delirante conspiración).
La película de Leone posee una buena fotografía (a cargo de Tyron Gallego) y una buena dirección de arte. Pero las terribles actuaciones y lo endeble de su guion, hacen que su riesgo formal narrativo carezca de valor.
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